Hace cuatro años la empresa canadiense Nortel acabó en bancarrota, pero logró vender su catálogo de patentes por 4.500 millones de dólares, una increíble cifra pagada por una empresa llamada Rockstar Bidco. En realidad aquella empresa no era más que un consorcio formado por firmas como Microsoft, Apple, RIM, Ericsson o Sony.
Google intentó en su día hacerse con ese porfolio de patentes —que incluía unas cuantas dedicadas a innovaciones en el campo de las comunicaciones 4G— pero no lo logró, y ya en aquella época los expertos en patentes adelantaron que ese catálogo podría causar estragos incluso en manos de una empresa “responsable”.
Demandas à gogo
Google probablemente sospechaba que algo así podría pasar, y su principal directivo en el terreno de lo legal, David Drummond, se quejó de que esa alianza para comprar el catálogo era una “campaña hostil organizada contra Android“.
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No le faltaba razón, parece. Hoy se ha registrado una demanda de Rockstar que va contra Google y otras siete empresas que fabrican smartphones basados en Android: Asustek, HTC, Huawei, LG Electronics, Pantech, Samsung y ZTE. Sony, por supuesto, no está entre las afectadas, ya que forma parte de Rockstar.
Según la demanda, hay involucradas seis patentes englobadas bajo el título “motor de búsqueda asociativo“, que describen “una máquina publicitaria que proporciona anuncios al usuario que busca la información deseada en una red de datos“.
Una de las patentes —registrada en 1997— cubre otra innovación muy común: “una herramienta de navegación para la interfaz de usuario gráfica“ en la que se describe una forma de navegar entre documentos electrónicos. Otras describen “un filtro del protocolo de Internet“ o “un centro de mensajes integrados“. Esas descripciones, como podéis imaginar, son lo suficientemente genéricas para hacer temblar a cualquier empresa que haya basado sus innovaciones en alguna de esas ideas.
Rockstar, el último patent-troll
En Ars Technica hacen una excelente exposición de los peligros de una demanda que parece haber sido desarrollada y diseñada durante tiempo para atacar frontalmente a la plataforma Android.
Los redactores de Wired visitaron el cuartel general de Rockstar en Ontario —la mayoría de empleados eran ex-empleados de Nortel— y se encontraron con 10 ingenieros dedicados expresamente a tareas de ingeniería inversa. El objetivo: analizar productos y servicios, descubrir cómo funcionaban, y ver si infringían alguna de las patentes del catálogo de Rockstar.
Según el CEO de Rockstar, John Veschi, “prácticamente todo el mundo está infringiendo [nuestras patentes]“, lo que deja claro que esta empresa tratará de convencer a más de 100 empresas tecnológicas —empezando por las citadas, que están entre las más importantes— de que paguen comisiones por licencias de patentes.
En el artículo de Ars llaman a este fenómeno “privatización de patentes“: varias empresas crean asociaciones que precisamente se dedican a hacer todo el trabajo sucio, en lugar de dedicarse ellos mismos a “trollear” con este tipo de mecanismos de ataque tan conocidos en Estados Unidos.
La guerra de patentes vuelve por tanto a ser protagonista en un segmento que una vez más podría verse afectado por esas ideas, demasiado generalistas en muchos casos, y que según muchos analistas acaban frenando la innovación.
Empresas como Twitter declararon hace tiempo que su catálogo de patentes solo serviría para la defensa y no el ataque, pero en Rockstar la filosofía es precisamente la opuesta. Veremos cómo acaba todo esto.
Vía | Ars Technica
Fuente: Xataka