Paul Nurse, galardonado con el Premio Nobel en 2001, es uno de los científicos más brillantes de la historia de la biología. Sus contribuciones han permitido grandes logros en medicina. Nadie imaginaba que años después, desvelaría su secreto genético más personal.
Cuando el pequeño Paul nació en Norwich, al este de Inglaterra, pocos de los que le rodeaban imaginaban que aquel niño se convertiría en uno de los más destacados científicos de la historia reciente. La infancia de Paul Nurse fue similar a la de los miles de jóvenes nacidos tras la finalización de la II Guerra Mundial.
Pero su familia guardaba un secreto. Un secreto que tuvo que guardarse durante décadas, hasta que el campo al que Paul Nurse ha dedicado su vida, la genética, decidió devolverle su contribución profesional en forma de regalo: dar luz a su propia biografía.
Desvelando el ciclo de la vida
Tras sus estudios en la University of Birmingham, Paul Nurse decidió comenzar su doctorado, apoyado por una familia feliz, formada por sus padres y su hermana, que veían en los éxitos de aquel joven la superación de los problemas del pasado.
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De este modo, Nurse comenzó su tesis doctoral en la University of East Anglia, para proseguir sus estudios postdoctorales a partir de 1973 en Edimburgo. Años de duro trabajo, sin duda, pero que concluirían en exitosos resultados que marcarían para siempre la vida de este joven científico. Tres años después de concluir su doctorado, Paul Nurse describió el gen cdc2 en una levadura, conocida como Schizosaccharomyces pombe.
Los estudios en este microorganismo, pariente cercano de la levadura responsable de la producción de la cerveza, han servido para entender las cuestiones más básicas y fundamentales de la biología: cómo funciona el ciclo celular. Sus casi 5.000 genes codificantes de proteínas han servido como pistas fundamentales para la ciencia.
Conocer los mecanismos que regulan el ciclo celular es entender, de manera simultánea, las piezas que rigen nuestra vida. Y es que cada una de las células que conforman nuestro organismo siguen las órdenes de determinas proteínas para acelerar, frenar o mantener su desarrollo. En cierta manera, Paul Nurse trataba de entender los secretos del ciclo de la vida, que cantaran en la famosa película de El Rey León.
Ayudó a entender los genes que regulan el ciclo celular
¿Y por qué debería importarnos cómo funciona el ciclo celular? Como explicamos anteriormente en ALT1040, estudiar los mecanismos que regulan este importante proceso biológico es fundamental para entender, por ejemplo, el desarrollo del cáncer. Y es que resulta que una de las características de las células tumorales es que evitan cualquier tipo de orden ejecutada por las proteínas que regulan y dirigen el ciclo de la vida.
Los estudios de Paul Nurse, cuyos resultados permitieron desvelar en 1987 el gen homólogo al anterior cdc2 de la levadura en humanos, denominado Cdk1, han sido de indudable interés para la ciencia y la medicina. Gracias a sus trabajos, hoy conocemos un poco mejor los mecanismos por los que aparecen diferentes tipos de cáncer. Por este motivo, Nurse recibió el Premio Nobel de Medicina o Fisiología en 2001, junto con los científicos Leland H. Hartwell y Timothy Hunt.
Un ciclo vital engañoso
El éxito parecía acompañar a Paul Nurse en 2001. Sus décadas de trabajo en genética habían posibilitado grandes avances en medicina. Sin duda, logros increíbles para aquel joven británico que se afanó por entender el ciclo celular de una simple levadura.Recibió el Premio Nobel de Medicina o Fisiología en 2001
Nada hacía prever que su vida daría un vuelco solo un año más tarde. Cuando Nurse saboreaba las mieles del éxito merecido, habiendo sido incluso nombrado Sir por la realeza británica, su historia genética le daría en 2002 un poco más de luz sobre su biografía. Y es que los problemas comenzaron cuando Paul Nurse decidió solicitar el permiso de residencia en Estados Unidos, al haber recibido una oportunidad profesional nueva en aquel país tras recibir el Nobel.
Que las autoridades norteamericanas le denegaran la famosa green card sonaba extraño. Pero que los motivos fueran que tuviera que demostrar el parentesco con sus teóricos padres, fue algo que sorprendió sobremanera al científico dedicado a la genética. La eterna curiosidad, que le había acompañado durante toda su carrera, se tornó en cierta manera en descubrimiento casual.
No era para menos. La genética, la que tantos éxitos le había brindado, le descubría ahora que su hermana, fallecida por aquel entonces, era en realidad su madre. Y los que toda su vida le habían educado, protegido y acompañado en sus premios y reconocimientos, eran sus abuelos. Con una pizca de nostalgia por no conocer la verdad mientras los tres parientes estaban vivos, lo cierto es que el británico comenta ahora que le hubiera gustado mantener una «larga conversación» con su madre, como explica irónico en esta entrevista.
Y es que, como vemos, a veces el ciclo vital macroscópico, se vuelve sorprendente. Más allá de la anécdota personal sobre sus secretos genéticos, lo cierto es que Paul Nurse sigue brindando su trabajo a la investigación. Como presidente de la Royal Society británica, defiende la importancia de la ciencia en nuestro día a día. Hoy es una buena jornada para recordar su excelso trabajo, y sus increíbles contribuciones a la sociedad en general, y a la medicina en particular.
Fuente: alt1040.com