Los genios del mal

Karen Arauz

karen-arauz El bombardeo mediático implacable al que está sometido el pueblo boliviano, está acarreando confusión sobre lo que es, lo que parece ser y lo que quieren que se vea. No es casual que la millonaria industria de la propaganda y la publicidad esté encaminada a trabajar en la psiquis de las personas para lo que cuenta con verdaderos cerebros que tienen mucho de psicólogos. Saben muy bien cómo dirigir el comportamiento hacia la meta que ellos han trazado. Y esto rinde resultados sobre todo en aquellas personas que están muy ocupadas resolviendo sus propias vidas para tener el tiempo de escudriñar en los medios, para contrastar información, y hacer uso de su sentido común para concluir con que lo que le están vendiendo, son sólo desperdicios.

Sin embargo, en el ser colectivo existe desazón porque hay algo oscuro que aun cuando no esté en capacidad de ponerlo en la primera plana de su raciocinio y su acción, sabe qué es lo que lo está inquietando. Por supuesto que en este grupo esta nomás incluido ese grupo dogmático, ciego seguidor de los planteamientos que proponen, porque la seguridad que presta el hecho de no entrar en profundidades, le hace evitar el tener que abandonar su nublada zona de confort. Las cosas para ellos, están bien así. Y en caso de que no estuvieran, ya llegará el momento de pensar. Y actuar.



El otro estamento de la población que si está perfectamente consciente de que las cosas no están ni son lo que se proclama, está siendo estigmatizado por los detentores del poder y la maquinaria represiva en algunos casos sutil y en otras implacablemente, que es activada siempre con el invaluable patrocinio de los magos de la falacia y la distorsión mediante el masivo copamiento de los medios.

Todos son testigos de la realidad que se vive en el Beni. Todo ven la profusión de gastos en los que incurre el gobierno -a nombre del Estado del que todos formamos parte- sin control de ninguna naturaleza. Saben que al primero que levante la voz en discrepancia, correrá la suerte del periodista Eddy Luis Franco. Para él, como para todos los bolivianos, existe una situación de desastre que no se quiere reconocer, debido seguramente, a varios cálculos de corte económico-demagógico-electoral.

La citación en las actuales circunstancias para que el gobernador del Beni se presente a rendir explicaciones ante un puñado de serviles asambleístas por supuestamente haber incurrido en grave delito al trasladar de emergencia unos pocos fondos en efectivo de una ciudad a otra, no es nada menos que un profundo desprecio por la dignidad de los que están sumidos en la desesperación y la impotencia, además de que no debe pasar desapercibido, el que no existen contrincantes políticos en Bolivia. Todos los que no doblen las rodillas, son pasibles a sufrir el rigor de la penitencia decidida.

Muchos creen que hay un par de medios independientes y ciertas redes sociales que se dedican única y exclusivamente a denostar al gobierno sin ninguna razón. Lo que no están en capacidad de considerar, es que los rasgos totalitarios del poder en gestión, ha minando la credibilidad y lo más grave e inocultable de todo, es que el ciudadano constata su maligna capacidad de hacer surgir de lo profundo, lo peor de cada uno.

Por supuesto que hay innumerables factores que en algún momento -cuando se recupere la institucionalidad- tendrán que ser tomados en cuenta por todos en pos de justicia para los taimados atropellos que se pretenden perfeccionar. Veremos cómo hace el gobierno para deshacer lo hecho por Sosa y compañía. El proceso por terrorismo morirá dejando no obstante, secuelas imborrables de los modos que se han dado para envilecer la justicia luego de haber sometido a muchos ciudadanos, a una moderna y plurinacional tortura basada en la incertidumbre y la ruindad.

El boliviano medio, es una persona consustancial con la solidaridad y enemiga de la injusticia. Cuando el aparato propagandístico del gobierno, se desplaza en helicóptero con millonarias cámaras para captar -como si de una filmación de Hollywood se tratara- los gestos de esfuerzo y sacrificio del Vice Presidente descalzo en lo anegado, vestido de pantalón oscuro de casimir y camisa de vestir insultantemente impropio para las circunstancias y llevando al hombro una esmirriada bolsa con algún alimento, el coraje se hace carne y el rencor empieza un recorrido aprendido de su dinámica perversa. La gente en necesidad de auxilio ante los desastres, no ha perdido su capacidad de distinguir entre la bufonada y el verdadero sentimiento.

Éstas son las circunstancias que hacen comprensible -aunque no plausible- el desborde incontrolable de la masa cuando su capacidad de resistir el ultraje sobrepasa los límites de su propia protección e instinto de conservación. Todo ser humano tiene un lado bueno y uno nocivo. Los desenfrenos, no son tan espontáneos como se pretende. Hay que hacer un meticuloso trabajo para exacerbar el lado oscuro y violento de toda una población. Y en eso, esta administración está demostrando extraordinarias dotes.