Carreteras privadas vs. públicas

Roberto Ortiz Ortiz*

RORTIZ Durante muchos años El Estado boliviano ha convencido a la sociedad –por meras razonas políticas y electorales- que se le debe atribuir la obligación de, no solo administrar sino también construir las carreteras del país. Tanto así que hoy en día suena muy extraño y hasta incluso imposible pensar en carreteras privadas para uso público. Sin embargo si lo analizamos detenidamente suena muy lógico, práctico y sobre todo eficiente.

1) ¿Serán las carreteras privadas viables? 2) ¿Cómo funcionaría una carretera privada y cuáles son sus beneficios? 3) ¿El Estado acaso, no es dueño y soberano hasta del último centímetro de pavimento boliviano? 4) ¿Existen carreteras privadas en otros países?



1) Pues sí, las carreteras privadas son viables. Veámoslo de la siguiente manera: Las carreteras son, al igual que una prenda de ropa, la educación o cualquier objeto que se intercambie en el mercado, un bien económico -con una demanda muy alta- y los individuos emprendedores se encuentran muy dispuestos a invertir en ellas.

2) Es muy sencillo, un individuo o un grupo de ellos, pide al Estado en concesión (por un tiempo determinado) un tramo de tierra y mediante un contrato fija los puntos a seguir para la construcción y administración de una carretera según las normas bolivianas. Los beneficios serían muchos, el Estado no gastaría un solo centavo de nuestro dinero, la carretera sería de muy buena calidad, con un mantenimiento impecable y con un peaje más barato, existiría competencia, inversión y productividad, y sobre todo existiría un libre acuerdo entre partes, eliminando así las expropiaciones de tierra por parte del Estado en detrimento de la sociedad.

3) Teóricamente si, El Estado es el dueño y soberano de las carreteras, sin embargo, sabemos que El Estado no es por excelencia un ente constructor civil, ni un administrador de carreteras. Es por este simple motivo que El Estado debe dejar de gastar ineficientemente nuestro dinero en obras monumentales que terminan en inevitable corrupción y dar las tierras en concesión a personas que compitan para agregar valor económico a la sociedad mediante ellas.

4) Existen carreteras privadas en muchos países, uno de ellos es Estados Unidos, donde se ha probado que las carreteras privadas no solo son más baratas, de mejor calidad, más amplias y mucho más transitadas, sino que también disminuyen de manera relevante la cantidad de accidentes y regulan mejor el tráfico por medio de diferenciación de precios y tecnología de punta en los peajes.

No olvidemos que, para que las carreteras privadas den buenos resultados, se necesita: Un gobierno transparente, que no dé preferencia a sus amigotes o funcionarios, sino más bien a la competencia. Que brinde seguridad jurídica a los inversores y que demuestre un respeto admirable a los contratos sociales.

En conclusión, un país que incentiva las carreteras privadas, es un país que incentiva el desarrollo económico, el turismo, el progreso tecnológico y la libertad individual. Bolivia no es el caso; el gobierno tiene claro que las carreteras públicas son de vital importancia pues brindan poder, votos y corrupción.

*Estudiante de ingeniería comercial