El vicepresidente Álvaro García Linera dijo recientemente que las empresas mineras deben pagar “buenos impuestos”, a lo que podría responderse que tal práctica tendría que “comenzar por casa”.
Sucede que, de acuerdo a la documentada denuncia planteada por diputados opositores, una concesión minera adquirida de manera discutible por familiares muy cercanos del segundo mandatario sería sospechosa de evasión impositiva, toda vez que su compra se registró por el risible valor de 10.000 Bs., cuando el concesionario anterior había pagado, solo en la patente minera, 64.000 Bs.
De ahí que los parlamentarios denunciantes sospechen que se inscribió un precio mucho menor al pagado realmente para, precisamente, defraudar al fisco.
Además, el propio vicepresidente reveló en su fallido discurso de defensa que el “emprendimiento” de sus familiares había caducado en el 2010 por “falta de pago de patentes mineras” (aunque sigue inscrito en Derechos Reales a nombre de los García Linera en el presente año).
Por lo tanto, si el vice quiere que las empresas mineras paguen “buenos impuestos”, debería comenzar por reclamarles a sus familiares el cumplimiento correspondiente…
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