Las naranjas de la verdad

Humberto Vacaflor Ganam

VACAFLOR OK Es una lástima que la diputada Rebeca Delgado haya decidido rendirse ante las amenazas del gobierno por su participación en la Comisión de la Verdad.

Esta baja perjudica a todos quienes quisieran hacer conocer otras verdades que el actual sistema de terror político y mediático se empeña en ocultar.



El déficit de naranjas que se da en los Yungas de La Paz es una verdad que la cortina del miedo quiere tapar.

La planta de cítricos de Caranavi está a punto de ser concluida pero encara un problema que le impedirá comenzar a operar.

Ha costado 14 millones de dólares y la vida de dos jóvenes de Caranavi pero quienes la planificaron no pensaron que iba a toparse con el problema de falta de materia prima.

No importa lo que se diga acerca de los planes y avances de la erradicación de los cocales ilegales, lo cierto es que las plantaciones de naranjas han sido erradicadas, batidas por el ejército de cocaleros, mucho más eficientes y prepotentes que los erradicadores de coca.

Cuando se planificó la planta de cítricos, existía la suficiente producción de naranjas en la zona, pero desde entonces hasta ahora los naranjos han sido barridas por el avance de la coca.

Que en La Paz se consuma cítricos peruanos no es novedad. Lo que resulta novedoso es informarse de que ello se debe a que los cocales siguen avanzando en el territorio nacional.

De alguna parte debe salir la coca que alimenta a los cárteles instalados en Yapacaní, según dijo el viceministro Felipe Cáceres, la que surte a los aviones que salen con droga a Perú, Paraguay, Brasil y Chile, o a los camiones cargados con pasta base que van a Argentina, país convertido ahora en productor y exportador de clorhidrato de cocaína.

Alguna comisión de la verdad tendría que denunciar que en las puertas de algunos colegios del país hay vendedores de droga, y que un secretario que lo denunció hace poco en Santa Cruz fue amenazado y terminó renunciando.

Una gigantesca comisión de la verdad tendría que nacer en Bolivia para enfrentar a esta pesadilla. Y todos los bolivianos que no quieren que se venda droga en las puertas de los colegios tendrían que sumarse a esa comisión.