No somos Medellín, pero hay señales que preocupan

El sicariato toma carta de ciudadanía en Bolivia. Durante los primeros cinco meses de este año fueron asesinadas 16 personas en hechos vinculados a presuntos ajustes de cuentas por el tráfico de drogas.

imageAnthony Faron Obun, un sudafricano de 42 años, fue asesinado a tiros el 20 de abril por un sicario. Foto: Archivo

EL DEBER, Santa Cruz, Bolivia



Informes de agentes externos sobre la realidad del país, y en particular del departamento de Santa Cruz, en torno a los problemas sociales que se vinculan al narcotráfico, han generado comparaciones como la que hizo el excorresponsal de la BBC en Colombia y ahora investigador del crimen organizado en América Latina, Jeremy McDermott, cuando identificó a Santa Cruz como la ‘nueva Medellín’.    

McDermott indica en un artículo, publicado en la página de InSight Crime, que en la ciudad se establecieron elementos criminales colombianos que procesan la pasta base de cocaína traída de Perú o la obtenida en el país. Describe que desde aquí envían el alcaloide hacia Brasil o Argentina, donde sale a Europa y hacia otros destinos.

Sin embargo, estas afirmaciones son rechazadas por el Gobierno, que asegura que el país tiene bajos índices de inseguridad. Descarta la presencia de cárteles narcos y asevera que el verdadero problema es que somos una ruta de tránsito para la droga peruana.

El exfiscal Joadel Bravo, el criminólogo y abogado penalista Paúl Méndez y el sociólogo Guillermo Dávalos coinciden en señalar que Santa Cruz no es la ‘nueva Medellín’, pero ven elementos que hacen pensar que vamos por un camino similar al tomado por la ciudad colombiana, donde vivió Pablo Escobar. 

Sicarios y muerte

A criterio de Paúl Méndez, una de estas señales son los crímenes. “El término de sicario está tomando carta de ciudadanía”, afirmó el profesional, haciendo notar que la población cruceña empezó a acostumbrarse a estas prácticas violentas.

Durante los primeros cinco meses de este año, en la región han sido asesinadas al menos 16 personas en hechos vinculados a presuntos ajustes de cuentas.

“Si hacemos un análisis sobre estos aspectos, nos daremos cuenta de que lo que está sucediendo ahora acá ocurrió hace 20 años en Colombia. Hay ajustes de cuentas sin resolver. Eso debe llamarnos la atención”, apuntó Méndez y dijo que es necesario adoptar medidas estructurales con voluntad política.  

Por su parte, Joadel Bravo ve síntomas que hacen pensar que las cosas no están por buen camino, como la incidencia de hallazgos de laboratorios de cocaína en el departamento, el alto movimiento económico en la ciudad y la violencia vinculada al tráfico de drogas. “No es normal que en las sociedades se viva así”, subrayó el jurista.

Creciente corrupción

Para Guillermo Dávalos, un aspecto que se debe considerar como preocupante es la debilidad institucional del país y que se siente con mayor intensidad en el departamento. Esto genera un escenario de corrupción estatal que aprovechan los narcos. 

Dávalos recordó que estos aspectos se generaron en México y terminaron por corromper el sistema. “La coorporativización de la corrupción provoca un escenario favorable para la instalación de las mafias del narcotráfico”, apuntó el sociólogo, que ve con preocupación que la sociedad cruceña asuma la corrupción como algo normal y la considere una forma para resolver los problemas

Los narcos no quieren hacer ruido

Carlos Valverde – Periodista

Es un hecho que los financiadores no están en las factorías, allá hay un par de encargados, los demás son peones, de manera tal que en un campamento de producción de droga no se va a encontrar a nadie importante. Por otra parte, como se ven las cosas, tengo la impresión de que los que se encargan del manejo del dinero y de controlar el acopio y el envío de la droga al extranjero son emisarios de los ‘cárteles’.

He notado que, pese al alto movimiento de droga y dinero, hay un perfil más bajo entre los que se encargan de este ‘negocio’. Aunque, por otro lado, se puede sentir la presencia de muchos extranjeros que hacen parte del círculo de los ‘emisarios’, pareciera que ellos se encargan del trabajo sucio.

No me parece que los traficantes tengan mejor tecnología que la Policía, en lo que sí son mejores es en sus sistemas de alerta. Esa es una ventaja evidente en favor de ellos.

Sobre la violencia, me atrevería a decir que el narcotráfico está generando ciudades ‘narcoviolentas’ y peligrosas, aunque es una acción selectiva. No tenemos el fenómeno de la ‘siembra de terror’ que existe en ciudades de Colombia o México. En Bolivia, los narcos no quieren hacer ruido.

Aun cuando no tenemos los niveles de violencia de otras ciudades, vamos mal porque en lo interno tenemos pandillas que en algún momento trabajarán para un ‘poderoso’.