Alternativas a la dispersión opositora

dispersos Mejorar la performance opositora para un crecimiento significativo en el Parlamento exige algún tipo de acuerdo, tendiente a reducir la dispersión del voto.

El Plan A era la aglutinación en un solo bloque, objetivo que parece cada vez más distante a la vista de la guerra de facciones entre las distintas alas no-oficialistas.

En este contexto, lo pragmático puede ser la búsqueda de un Plan B, reduciendo la dispersión a un máximo de dos bloques opositores, que puedan concertar algunos “acuerdos mínimos” estratégicos entre sí.



Por ejemplo, la complementariedad territorial, no presentando candidatos uninominales allí donde la otra fuerza tenga mayores chances de derrotar al MAS.

O un cese al fuego mediático, que concentre la artillería crítica en el oficialismo, en vez de dilapidarla en un inútil fuego cruzado entre opositores de distintas tendencias.

¿Tendrán los liderazgos la capacidad y el desprendimiento, al menos, de concertar un pacto mínimo que evite la reproducción de los 2/3 tercios masistas en el Legislativo?

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