Demanda marítima: tema del programa electoral que no admite disidencias; Bachelet y Evo ganan apoyo por lío marítimo

La presidenta chilena recibe respaldo de los opositores. Evo suma puntos en su campaña electoral.

La demanda marítima es el tema del programa electoral que no admite disidencias

Ante la decisión de Bachelet.

Al ser el portavoz del Estado, Evo Morales lleva las de ganar en este discurso. Sin embargo, fue un tema consensuado con otras fuerzas y es política de Estado desde 2014. Además, la movida de Chile asegura que el caso se congele por dos años



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Eduardo Rodríguez Veltzé, Evo Morales y David Choquehuanca, tras entregar la demanda boliviana. Foto : Archivo

EL DEBER, Santa Cruz

Evo Morales lo dijo al terminar su discurso de respuesta a Michelle Bachelet: “Esto nos fortalece y me fortalece”. El presidente había respondido a la decisión de Chile de objetar la jurisdicción del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya asegurando que una invasión no puede dar derechos perpetuos ni soberanía, pero la última frase sonó electoral.

Como portavoz del Estado Plurinacional de Bolivia, cualquier ola que se forme en torno a la demanda boliviana ante La Haya lo beneficiará en esta carrera electoral hasta octubre y, sus opositores, poco podrán hacer para contrarrestarlo. Como lo dice el analista político Pablo Deheza, cualquier respuesta contraria los haría ver como si estuvieran en contra de los intereses de la plurinación.

En la sangre 

Deheza recuerda que el tema de la pérdida del mar es uno de los que unifica la opinión de los bolivianos. A los niños se les enseña desde prescolar que los chilenos nos robaron el mar y el Canto a Abaroa, la Marcha Naval y el “Que se rinda su abuela” forman parte del imaginario colectivo. Es por eso que Deheza aconseja a los ‘voceros’ opositores dejar de hacer declaraciones grandilocuentes que compliquen la percepción ciudadana sobre la posición de su partido.

Deheza dice ‘los voceros’, porque ningún líder de oposición ha hablado contra la posición de Morales. Por ejemplo, Samuel Doria Medina, candidato de la Concertación de la Unidad Demócrata, dice lo siguiente: “Impugnando la competencia de la CIJ, da la impresión de que Bachelet ha elegido no contrariar a su clase política y a su opinión pública. Es penoso que, en términos de política internacional, Chile se refugie en la formalista tesis de la intangibilidad de los tratados en vez de reconocer el problema y abordarlo con coraje. El problema de la salida boliviana existe, no se lo puede ignorar”.

Tuto Quiroga, candidato por el Partido Demócrata Cristiano, tampoco está lejos de esa posición. Según Gamal Serham, uno de sus voceros, desde la perspectiva de Quiroga esta demanda es de todos los bolivianos y pese a las ‘profundas e irreparables diferencias con el Gobierno’, en este tema mantendrá su adhesión porque es una demanda que se ha presentado como Estado.

Fabián Yaksic, alto dirigente del MSM, también está en esta lógica. Explica que en las reuniones convocadas por el Ejecutivo para tratar la demanda, la posición de lo sin miedo ha sido clara. Asegura que este es un tema sagrado para los bolivianos y que podría ser nefasto tratar de utilizarlo para temas internos de campaña.

Una demanda de todos

El experto en temas internacionales y concejal suplente por el MAS, Hugo Siles, explica que, como piedra angular de la política internacional boliviana, el tema marítimo sí estará en la agenda para las elecciones de octubre, porque cada partido que pretenda ganar las elecciones deberá hacer una propuesta al respecto. Sin embargo, aclara que tanto el oficialismo como la oposición han cerrado fila en función a esta demanda. Señala que la decisión de llevar a los tribunales internacionales la demanda política fue una decisión consultada por el Gobierno con los expresidente, excancilleres y las tiendas políticas desde 2011. Es por ello que, pese a las diferencias políticas, ve imposible que las “visiones, las propuestas y los términos de la campaña en el tema de la política exterior, salga de la esfera acordada y de unidad que se refleja en la demanda boliviana”.

“Ya el tema marítimo está encausado en un Tribunal Internacional de Justicia. Es un asunto unidireccional que recibirá el consenso político con respecto a la forma, fondo, trámite y expectativas bolivianas”, redondea Siles.

Así, las críticas de los opositores se centran en otros aspectos del tema. Por ejemplo, Óscar Ortiz, candidato a senador por CUD, advierte que sería muy perjudicial para la demanda boliviana que el tema se politice.

Yaksic, por su lado, aboga por una verdadera estrategia internacional para que los países amigos de Bolivia apoyen la demanda y que no se pierdan más espacios para esta demanda, como cree que sucedió en las cumbres de la OEA y del G-77 celebradas en Bolivia. Serham, por su lado, señala que la propia Bachelet, al objetar la competencia de la corte, congeló el tema por los próximos dos años, retirándolo de la contienda electoral rumbo a las elecciones del 12 de octubre 

Una Bachelet fortalecida opta por la impugnación y gana apoyo en su país

Fue una decisión que valoró los tiempos. Chile iba a tener la misma posición antes o después que comience el juicio. La decisión alínea a todos (oficialistas y opositores) detrás de la presidenta. Ella está fortalecida. La última encuesta le da el 58% de aprobación.

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Tiene un 58% de aprobación en su país y ahora tiene el respaldo de oficialistas y opositores. Foto: ABI.

EL DEBER, La Paz

La decisión es arriesgada. El Gobierno de Michelle Bachelet impugnará la competencia de la Corte de Justicia Internacional frente a las argumentaciones que presentó Bolivia en la demanda de que ese tribunal pueda incidir en que Chile por fin se siente a dialogar acerca de una salida soberana al mar para nuestro país.

Detrás de la determinación de la mandataria chilena hay razones políticas y razones que son inherentes a la postura jurídica de defensa de su país en este proceso.

Comencemos por las primeras.

Política

Bachelet gana políticamente con su decisión porque ha conseguido que todos (al menos los más importantes sectores) se pongan en la misma línea. Expresidentes, excancilleres, intelectuales; oficialistas y opositores felicitaron la determinación. Como ejemplo, basta citar al opositor Marco Enríquez Ominami, uno de los pocos chilenos que se atrevió a plantear que su país discuta con Bolivia sobre el tema, no se atrevió a cuestionar la determinación de objetar al Tribunal de La Haya.

A ello se suma que la presidenta tiene un repunte en la aprobación ciudadana. El Centro de Estudios Adimark presentó una encuesta el 3 de julio en la que se muestra a una mandataria con un 58% de aprobación. La cartera de Estado con mejor de-sempeño es precisamente la de Relaciones Exteriores, con un 76%. Entre los mayores atributos de Bachelet está su credibilidad y su capacidad para resolver los problemas del país.

Frente a ese escenario y tras las reacciones a su determinación, la presidenta tiene el aval de su país para seguir adelante en el camino elegido. Cualquier otra decisión le hubiera significado recibir críticas y poner en duda su capacidad para resolver el tema.

Lo jurídico

Según el analista y columnista chileno Sergio Molina, la decisión de la presidenta era la única posible, según todas las voces políticas y de la sociedad civil. La duda era si presentar la objeción en la etapa del juicio (cuando se estuvieran analizando los temas de fondo) o presentarla en la etapa preliminar.

Chile se aferra al argumento de que el Pacto de Bogotá (mediante el que se valida a la Corte Internacional de Justicia como ente dirimidor de conflictos internacionales) tiene validez posterior al Tratado de 1904 y, por tanto, no tiene competencia para juzgarlo.

La presentación en sí misma le da tiempo, por lo menos un año y medio, en el que Chile puede profundizar el lobby internacional y contarle al mundo su propia versión de los hechos, en la que se argumenta que Bolivia firmó ‘voluntariamente’ el Tratado y que desde entonces tiene salida al mar por puertos chilenos.

El riesgo de esta estrategia es que la Corte Internacional de Justicia decida rechazar el recurso de incompetencia y siga el juicio, con lo que las argumentaciones chilenas pueden quedar debilitadas frente a las que presente Bolivia, según el análisis del abogado internacionalista Guillermo Ramírez, que también ve una apuesta para que la diplomacia de su nación evite que más países se pronuncien a favor de Bolivia, según publicó en el diario La Tercera.

Chile gana tiempo, su presidenta gana respaldo, pero arriesga mucho también. No hay que olvidarse que el Tribunal de La Haya falló salomónicamente en el litigio con Perú, obligando a que ambos países busquen una solución. Lo mismo podrá ocurrir con Bolivia y en ese caso el argumento chileno puede quedar derrotado.