No son los anuncios de mega-obras ni de trucho-campos gasíferos. Tampoco la bonanza económica que el MAS cosecha luego de que fue sembrada por gobiernos anteriores (que encontraron reservas reales de hidrocarburos y abrieron mercados internacionales). La mayor arma de campaña de Evo Morales, su as en la manga, es la inequidad electoral, una serie de reglas de juego sesgadas que lo favorecen ampliamente, y ante las cuales no puede decirse que estemos ante unos comicios limpios y transparentes como los que exige la Carta Democrática Interamericana.Comencemos por el uso y abuso de la cosa pública para favorecer al partido oficial, lo que incluye la manipulación de los medios de comunicación estatales como órganos de guerra sucia, o la conversión de las inauguraciones de obras en mítines de campaña.Pero lo más importante: mientras todos los demás postulantes que optan por la reelección están obligados a renunciar para habilitar sus candidaturas, el presidente y el vicepresidente gozan de la prerrogativa de ir a la votación en el ejercicio de sus cargos.Esta es, precisamente, la piedra fundamental de la inequidad electoral…[email protected]