Folclore plurinacional en ritmo electoral

Ovidio Roca

Ovidio Roca Revisando la prensa tomamos el pulso diario de la realidad social y cultural del Estado Plurinacional, cada vez más lejos de la democracia y la legalidad, pero siempre multifacética y creativa.

Leemos en los diarios, del cada vez mayor protagonismo de las comunidades andinas, aimaras y quechuas; las que viven y actúan bajo una cultura corporativa y de ayllus y una estructura organizativa vertical, en la que se niega todo tipo de disenso y confrontación de ideas.



Encontramos un ejemplo de esto en la declaración de Apolinar Quito, Secretario Ejecutivo de la Federación de Campesinos de La Paz, Túpac Katari y dirigente de los “ponchos rojos”, quien advierte que en las 20 provincias del Departamento no permitirán ingresar a los partidos de oposición a realizar sus campañas electorales: “La decisión orgánica es que en las provincias no vamos a permitir a ningún partido de la derecha neoliberal porque nos ha costado sangre y luto llegar al poder”.

Ante la consulta del periodista, Quito declaró que “los campesinos sí conocen la Constitución Política del Estado que garantiza la libre transitabilidad, pero igual no se permitirá llegar al área rural a las organizaciones políticas de oposición”. Se repite el “se acata pero no se cumple”.

El debate político no es una práctica plurinacional. Nos ilustra el Presidente Evo: “Qué autoridad, qué moral tiene para debatir conmigo porque ellos han privatizado y han regalado las empresas del Estado, recursos naturales a las transnacionales. ¡Que vaya a debatir con su abuela!, que vaya a debatir con la gente de se escapó fuera de Bolivia, yo no tengo nada que debatir con estos señores”.

Todo esto y más, forma parte del folklore andino y se repite en zonas de El Alto, el altiplano paceño y comunidades de Oruro y Potosí y en las regiones del chapare y del oriente donde están asentados los mitimaes*, donde impera el “voto comunitario”, vale decir unanimidad impuesta a punta de chicotazos.

Los migrantes del ande transportan sus prácticas folclóricas y de organización y mando donde van, sea a los yungas, al trópico y los llanos. En el Chapare sede del MAS; una de las principales dirigentes cocaleras y amiga del Evo, Leonilda Zurita, acaba de anunciar que: “es decisión tomada el no permitir que opositores al régimen hagan campaña electoral en El Chapare”. La Nilda añadió: “si quieren pueden ir”, pero “ella no puede garantizar” la seguridad de los opositores que ingresen en esta zona. Una hermosa tierra agobiada por los cocaleros y por la violencia de los linchamientos.

Por principio, las comunidades aimaras y quechuas desconocen el Estado de derecho y aplican sus propias normas y de su exclusiva conveniencia. Dirigentes del gremio: “chuteros”, contrabandistas y ramas anexas, manifiestan a la prensa: "Nosotros estamos planteando que haya una nueva nacionalización de autos indocumentados de la región andina (…) ahora estamos en espera y no vamos a permitir el ingreso del Control Operativo Aduanero (COA), estamos en estado de alerta, tenemos de 500 a 600 autos indocumentados, si ingresan vamos a defender nuestro derecho”.

Luego viene una brillante explicación pachamámica: "Antes teníamos muchas llamas, burros, caballos y en eso trasladábamos productos, ahora con el cambio climático sabemos que no hay paja en la serranía, entonces está seco nomás, y por esa razón hemos conseguido auto indocumentado, porque las llamas han muerto”.

El evento electoral de Octubre, es ocasión para que escritores y novelistas del mundo vengan a conocer el Estado Plurinacional, para encontrar nueva inspiración y relanzar lo real maravilloso. Se garantiza elecciones “a la quete”, piedras arrechas y danzantes, leche de coca, pollos gay, chutos y chutas, ponchos rojos, visita a la biblioteca de los 25 mil libros leídos y releídos por una sola y misma persona; el museo de Orinoca donde se guardan restos de las cáscaras de naranja y la chompa que Evo no se sacó ni una sola vez durante su infancia y adolescencia. De paso puede visitar el lago navegable más alto del mundo, el inmenso mar de sal, las Misiones Jesuíticas de Mojos y Chiquitos, los aviones del presidente, del vice y los ministros y no se olviden de saborear el charque con chivé en El Tapacaré (Trinidad), las salteñas potosinas y el fricasé paceño, acompañado de unas frías y otras cálidas. Vale la pena.

*Mitimaes o Mitmacunas (del quechua: esparcir): Eran las familias destinadas por el Incario para colonizar nuevas tierras; quebrar la resistencia de poblaciones recientemente conquistadas, defender la seguridad del estado incaico y difundir su cultura. Cumplían pues funciones militares, políticas, económicas y culturales.