Karin Cuéllar Rendón: “El violín me ha llevado a lugares que jamás imaginé”

Su pasión por el violín la ha llevado a tocar para el papa, bajo la dirección de Plácido Domingo, y en los más importantes auditorios de EEUU. En 2009 Karin Cuéllar se fue de Bolivia para buscar nuevos horizontes. Dice querer volver para revitalizar la música boliviana 

Una fundación le prestó el instrumento barroco, construido en Francia en 1640Después de dos años en Estados Unidos, la violinista Karin Cuéllar regresó a Santa Cruz, con la experiencia de haber trabajado con algunos de los mejores músicos del mundo.  

Has tenido la oportunidad de tocar tu violín en algunas de las mejores orquestas del mundo ¿Cómo ha sido la experiencia?



Hasta ahora he tenido una carrera muy fructífera. He tocado en teatros muy famosos, como el Carnegie Hall de Nueva York, en el teatro Colón de Argentina y en Europa, en San Pedro, para el papa. Cosas muy buenas me han pasado, la verdad. 

¿Qué tipo de música tocas actualmente?

Yo soy violinista moderna, pero  desde hace un año y medio comencé a estudiar violín barroco y a partir de entonces me han salido muchas cosas. Me han contratado para la mejor orquesta de música barroca, la American Bach Soloist, de San Francisco, y también una orquesta de Nueva York, que se llama Artec.

Terminé ya la licenciatura en violín moderno en Nueva York y ahora voy a empezar una maestría en Cleveland, que se llama Historical Performace. 

¿En qué consiste?

Es una carrera que abarca desde el Renacimiento hasta 1850, básicamente consiste en que uno toca la música de la época con los instrumentos de entonces. Si tocas música de Bach, lo haces con el instrumento que él tocaba, y si es Mozart será otro instrumento. Lo que cambia es el tipo de violín, según la época. Se trata de una interpretación históricamente formada, que consiste en el hecho de sentarse y pasarse horas investigando lo que el compositor escribió, con las partituras originales, no con las que se hicieron en los años posteriores. Vas directamente a la fuente, se interpreta lo que escribió el compositor y se leen sus tratados para entender qué es lo que compuso, por qué lo compuso y en qué circunstancias lo hizo. Es más una recreación histórica que una actuación en sí. 

Supongo que el Festival de Música Barroca de Santa Cruz logró influir mucho en esa decisión… 

Claro que sí, esa fue mi fuente de inspiración. Desde chiquita yo veía estos grupos tan famosos que venían. Bolivia no está en el circuito internacional de música, no es una parada para grandes músicos, por eso el festival es realmente un pequeño ‘duomo’ en el que por dos semanas llega toda esta gente superfamosa, de las mejores orquestas de todo el mundo y Santa Cruz se vuelve internacional.

A propósito del festival, ¿Cómo ves la música clásica en Bolivia?

Aquí en Bolivia no hay una biblioteca estable de solo música, tampoco hay una universidad con la carrera. Los músicos bolivianos que se forman en el exterior no vuelven, eso es porque no hay mucho mercado aquí, no hay una oferta internacional. Todos los países de nuestro alrededor están en el circuito internacional, menos nosotros.

¿Sientes que hay un interés por cambiar esto?

Hay interés, pero gente que quiere aprender y se encuentra con la pared como yo lo hice, se va afuera. Lo que realmente me encanta, es cuando vuelvo y veo cómo han cambiado las cosas. Hay muchas orquestas en Santa Cruz, cuando yo estudié no había ninguna. Cuando salí del colegio, recién se creó la Orquesta Sinfónica Juvenil. Pero ahora hay tantas orquestas, la gente tiene mucho más acceso a la música orquestal, y música de cámara. Aún así el nivel no es tan bueno como podría ser, porque no hay esa competencia que yo buscaba en EEUU. 

Tu casa está en EEUU ¿Tienes intención de volver a Santa Cruz?

Yo quiero volver y dar conciertos, pero me gustaría regresar y hacer algo de lo que me he estado quejando. Que la gente pueda hacer una carrera de música seria en la universidad. Pero para eso necesito dinero y el respeto necesario, que me financien. Eso puede ser en 10 o 15 años, pero, por ahora, tengo mucho que hacer allá. Para venir, después de dos años, por ejemplo, he tenido que renunciar a muchas cosas, pero sí quiero volver y hacer algo que cambie las cosas.

Fuente: www.eldeber.com.bo