Armagedón II

Álvaro Riveros Tejada

Riveros Hace unas semanas tratamos este mismo tema, remitiéndonos al libro de las revelaciones y del Apocalipsis (Ap. 16:16), donde se describe el fin de los tiempos, a través de una simbología tremendista, que por veces se retrata en los acontecimientos que se vienen ocurriendo actualmente en todo el planeta.

Como afirmamos en el mencionado artículo, todos estos hechos fueron situados en el Armagedón o monte Megido (Har Megiddo en hebreo), el sitio donde habrá de librarse la batalla final entre los reyes de la tierra que se reúnan allí, comandados por el anticristo, para luchar contra el Cordero de Dios, y donde serán finalmente derrotados por Jesucristo y sus ángeles, arrojando al falso profeta al lago de fuego, mientras Satanás será atado en lo profundo del abismo, con lo que empezará el período milenario, que menciona el Apocalipsis, al iniciarse el reino de Jesús en el Cielo.



Toda vez que el evangelista, en la gruta de la isla de Patmos, donde tuvo sus sueños de revelación, no contaba con los portentos de la tecnología que nos permiten hoy en día estar al tanto y al minuto, de los sucesos que ocurren en los cinco continentes, las profecías del santo evangelista cobran aún mayor asombro pues coinciden, de facto y geográficamente, con las terribles vicisitudes que vive actualmente la humanidad allí, y enmarcan los prolegómenos de una terrible hecatombe, con monstruosidades como la presencia de ISIS o “El Estado Islámico de Irak y el Levante”, un movimiento fundamentalista musulmán, que ya tiene un tercio de Iraq bajo su control y asesina a cristianos y chiitas indiscriminadamente, sin obedecer mando alguno.

A ese cúmulo de guerras que se vienen librando en las proximidades del Megido, y que hemos reseñado en nuestra anterior entrega, se ha sumado la terrible conflagración entre palestinos e israelitas que se libra en este momento y que no resuelve nada, al contrario, agrava el conflicto y lo trasforma en una secuencia más de una cadena interminable de odio, venganza, terrorismo y enfrentamientos armados que pueden, a la larga, extenderse a todo el cercano oriente y desatando el verdadero apocalipsis.

Coincidentemente con las pestes que anuncia la profecía apocalíptica, un espantoso brote de Ébola, que surgió en 2013 en el África occidental, según Médicos Sin Fronteras se ha propagado por varios países del África y está fuera de control. Esa epidemia, considerada la más mortífera, pues no se adoptaron oportunamente las medidas adecuadas para evitar su contagio, acaba de cobrarse la vida de científicos y misioneros europeos y norteamericanos que luchaban por combatirla, lo que nos induce a especular sobre una posibilidad muy factible de que legiones de fanáticos suicidas, dispuestos a inmolarse en calidad de armas de destrucción masiva, al inocularse el virus letal, lo diseminen por países y regiones del planeta que ellos consideran infieles, lo que significaría abrir el tercer sello y la salida del caballo rojo del que habla el Armagedón.