Del 25 al 30 de agosto, la ciudad de La Paz será sede del XVIII Foro de Sao Paulo, suerte de Komintern regional que reúne a todos los partidos comunistas de América Latina, la narcoguerrilla de las FARC, el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales, el nicaragüense Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, entre otras fuerzas izquierdistas.
Se trata de una auténtica Internacional castrochavista, pergeñada en 1990 por Fidel Castro y Lula da Silva para buscar estrategias alternativas luego de la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, que dejó sin financiamiento a muchas de estas organizaciones.
La presencia de las FARC entre los fundadores sugería que tal vez el narcotráfico fuera la fuente financiera elegida, pero el gran salto cualitativo llegó sin duda con el ascenso al poder de Hugo Chávez, lo cual le facilitó al grupo los ríos de dinero de la petrochequera venezolana, que apalancaron la llegada al gobierno de otros miembros del club neo-comunista en varios países de la región.
Aunque algunos de estos regímenes se muestran más radicales, mientras que otras administraciones aparentan ser más moderadas, lo cierto es a la hora de la verdad todos los gobiernos cuyos partidos integran el Foro de Sao Paulo actúan en bloque, evidenciando una coordinación de fondo.
Se trata, por lo tanto, de un proyecto político continental, el mismo que en los últimos años ha deformado gravemente el sistema democrático en varias naciones, instalando una nueva forma de autoritarismo…