Por las noches se ven sombras y se escuchan los gemidos

Los reos creen que las almas de los fallecidos siguen ahí . Foto: Archivo



Con todos los internos con los que EL DEBER pudo conversar, y que luego de la matanza del 23 de agosto de 2013 tuvieron que dormir en los mismos espacios donde sus compañeros habían muerto, aseguran que por las noches se escuchan gemidos y se ven sombras corriendo por los alrededores.

Al caminar por los pasillos de las celdas que hace un año estaban en medio de las llamas, los internos enseñan, como en una especie de recorrido de la muerte, espacios que ahora están limpios y parecen nuevos, pero donde muchos perdieron la vida consumidos por el fuego.

“Aquí, después de que las llamas fueron apagadas, se podían ver las cabezas de los tres que trataron de esconderse”, relata un hombre, de mediana estatura y que dice estar en Chonchocorito desde hace varios años. Él asegura, con una serie de ademanes en su explicación, que hace un par de noches vio como un niño corría por las gradas internas del pabellón A, donde él vive.

“No le quise contar a nadie, pero a los días que pasaron las muertes, cuando dormía en el cuarto donde ahora estoy, sentía el frío de los cuerpos de mis compañeros que murieron y solo atinaba a temblar por el miedo”, señala algo ansioso el reo, mientras enseña otro de los cuartos que fue consumido por las llamas y que ahora luce una cara diferente.

“Pese a que estamos acostumbrados, a veces nos sorprenden las cosas que vemos”, señaló otro interno, que pide de manera diaria a Jesucristo tranquilidad para su encierro.

No hay nadie en el pabellón A que no hubiera sido testigo o no hubiera escuchado alguna de las historias que ahora se cuentan a los ocasionales visitantes de Chonchocorito y a los nuevos reclusos que son enviados a este recinto

Fuente: eldeber.com.bo