Por qué fracasa Evo en seguridad ciudadana

cumbringui La inseguridad está al rojo vivo en toda Bolivia, y muy particularmente en Santa Cruz de la Sierra, donde crímenes terribles cometidos recientemente han generado indignación ciudadana.

Este problema, cuyo combate compete como responsabilidad principalísima al gobierno central, no mereció siquiera una línea en el mensaje presidencial del pasado 6 de agosto, síntoma claro de la escasa prioridad a él concedida por el grupo en el poder.

Al margen de la mera negligencia u omisión de funciones, hay varias razones por las cuales un régimen con las características del que encabeza Evo Morales tiene a fracasar en este campo. Veamos.



Fracaso de la reforma judicial

La necesidad de hegemonizar la vida política e institucional del país es la prioridad absoluta de este tipo de regímenes, en aras de lo cual se sacrifica todo lo demás. De ahí, por ejemplo, el rotundo fracaso de la reforma judicial emprendida por el gobierno del MAS. Reforma pensada para reforzar la dependencia del sistema judicial a las instructivas del Palacio Quemado, y que solo condujo a la peor crisis de la administración de jusiticia en los últimos tiempos. Con la inercia y la corrupción judicial viene la cultura de la impunidad, dada la probable ausencia de sanción a la ilegalidad. Lo que alienta o incentiva la acción de individuos o grupos criminales.

Seguridad del Estado antes que seguridad ciudadana

Esta misma prioridad dada a la hegemonía o el control político lleva a que, dentro de las estructuras del Ministerio de Gobierno, se sobredimensione a aquellas reparticiones dedicadas a la denominada “seguridad del Estado“ (en realidad, de las autoridades), en detrimento de un mayor presupuesto y planificación que deberían destinarse a la seguridad de los ciudadanos.

Vínculo con el circuito coca-cocaína

Es sabido que el incremento del narcotráfico en la última década está empujando el aumento de la criminalidad, por la violencia que imponen las mafias, cárteles o clanes con sus homicidas “ajustes de cuentas“. Pero la debilidad del gobierno en la lucha contra el narco tiene una raíz estructural: el vínculo con el circuito coca-cocaína de la principal base electoral de Evo Morales. Hablamos de los sindicatos cocaleros del Chapare que aún preside, cuya producción va en un 92% al narcotráfico, de acuerdo a datos de Naciones Unidas.

Negación de la realidad

Otra práctica recurrente de la administración evista es la negación de la realidad, minimizando la crisis de inseguridad ciudadana o descartando la citada presencia de los cárteles en territorio boliviano. Subyace una concepción relativista, que reduce la realidad a simple percepción o imagen, distorsionable por la propaganda oficial.

Show mediático

Por último, fracasada la negación de la realidad el populismo echa mano al show mediático, que no soluciona el problema de fondo pero sirve para aparentar que “estamos haciendo algo“. Vienen así las “cumbres nacionales de seguridad ciudadana“, los helicópteros que no disuaden a lejanos delincuentes y las batidas contra universitarios brasileros que nada tienen que ver con el asunto.

En resumen, parece difícil si no imposible cambiar el calamitoso estado de cosas en materia de seguridad, mientras se perpetúen los mismos ocupantes del Palacio…

[email protected]