Una nueva constitución para la AFA

índiceLa Asociación del Fútbol Argentino es un país en el que acaba de morir su presidente tras 35 años de gobierno y poder. Todo pasaba por una sola persona que decidía sin delegar nada. No tiene sucesor. No preparó heredero. No formó un equipo de trabajo. Nadie más manejará la combinación de dinero y relaciones que distinguió su largo mandato ni estará tanto tiempo en el cargo.

El futuro del fútbol argentino es la dimensión desconocida. Aflorarán internas que sólo él contenía. Los clubes grandes querrán otra distribución de los ingresos por los derechos de la televisión. Los chicos intentarán conservar el lugar que este reparto les ha dejado. Ya no estará el administrador de estas tensiones. Tampoco lo tendrá el continente para defenderlo en la FIFA del inevitable embate impulsado por los clubes más importantes de Europa, con Platini al frente de la UEFA.

Asuntos urgentes como el campeonato de 30 equipos, la reubicación de algunos clubes o el nuevo seleccionador deberán ser resueltos por quienes sólo acataban decisiones tomadas por su jefe. A diferencia de algunos líderes políticos, cuyos movimientos perduraron después de su muerte, aquí no hay espacio para el «ismo”.El fútbol argentino siente un gran vacío y, al mismo tiempo, tiene una gran oportunidad para reinventarse. Una mirada al vigente Estatuto de la AFA alcanza para detectar la necesidad de una reforma y, en algunos casos, de respetar lo que ya está escrito. El Tribunal de Cuentas puede exigir a los clubes sus balances anuales para verificar el movimiento de ingresos y egresos referidos al rubro fútbol (artículo 53, inciso d). Su presidente es Juan Manganiello. Tiene 86 años y está desde 1974.



La concentración del poder en una sola persona está permitida y estimulada por reglamento. Tras el respetuoso duelo, habrá tarea sin Julio Grondona. Además de lo urgente, lo importante: una nueva constitución.

Fuente: paginasiete.bo