La matanza en la cárcel de El Abra, que se suma a otra masacre sucedida hace no mucho en Palmasola, pone de manifiesto el estado crítico en el que se encuentran los penales del país, donde los internos hacen su voluntad convirtiéndolos en verdaderos cuarteles generales del crimen.Lejos de cumplir su propósito de reeducación y de dar seguridad a la población recluyendo a los elementos antisociales, las cárceles se han ido transformando en centros de inteligencia de la delincuencia, desde donde se programan y teledirigen atracos y secuestros, organizando además el accionar de las pandillas.Todo esto sucede a vista y paciencia de las autoridades del gobierno central, que no solo actúan con negligencia sino también con complicidad, como en el caso del funcionario que intentó ocultar las pruebas de la matanza de El Abra.Estamos evidentemente ante un rotundo fracaso de la administración de Evo Morales, no solo en lo carcelario sino en toda la línea de la seguridad ciudadana, ya que al permitir la existencia de estos centros de inteligencia del crimen se mantiene en zozobra a la población.Una profunda reforma carcelaria es una de las grandes asignaturas pendientes de la política de seguridad ciudadana, pero dudamos que el actual gobierno sea capaz de llevarla a cabo, distraído como está en otras prioridades, como la legalización de los cultivos excedentarios de coca-para-cocaína del Chapare o el derroche de recursos públicos en lujos superfluos…[email protected]