La media naranja de Evo

Karen Arauzkaren-arauzUna mirada periscópica semanal a la actualidad de nuestra ínclita Bolivia, es suficiente para llevar la imaginación y la memoria saltando de modo insospechado, hasta los recovecos del subconsciente.Ya casi se ha perdido la cuenta, de cuántos han sido objeto del modelo tan afilado que el gobierno de Evo Morales y García Linera, manejan implacablemente con los opositores al régimen, movimientos exacerbados ante las muy próximas elecciones generales. Tratar de contabilizar y enumerar los casos de dirigentes cívicos, políticos y cualquiera que pretenda abrazar un accionar político diferente a lo diseñando, será tarea de estudiosos de la veracidad de los acontecimientos históricos de esta década.Pero sí hay patrones comunes que no pasan desapercibidos y que encuentran en el caso terrorismo, su más nítida expresión. Hay personajes como Soza o en estos días los «abogados extorsionadores» como Boris Villegas, sobre cuyo conocimiento legal y habilidades innatas para saber qué brazos torcer, se apoyó este mismísimo gobierno, hasta que cometieron el peor pecado en el que los miembros de un clan oculto pueden incurrir: dejar huellas. El arquetipo de estas corporaciones, se caracteriza por poner un límite a su protección hasta que el secretismo y la inviolabilidad de sus acciones, se pone en peligro. Como los espías en las guerras, si se dejan atrapar, están librados a su suerte y nadie nunca más, les extenderá un salvavidas. Se rompe con ellos, la pertenencia de grupo.La devoción sectaria exigida a los miembros de este tipo de organizaciones, tiene necesariamente el elemento de retórica del líder, que garantice el pensamiento condicionado y les dé la confianza suficiente para aceptar las falsedades como verdades absolutas. Y es esa tropa de incondicionales, a quienes se desplaza a destruir a los que pudieran convertirse en obstáculo para sus pretensiones hegemónicas.  Así como son innumerables las víctimas, los victimarios caídos en desgracia suman  y siguen desnudando ante la ciudadanía extremos que son muy difíciles y lentos de digerir.La importancia del proceso de cambio, ha sido remplazada por el innegable rendimiento del poder. Para ello no se escatiman los medios para además de aglutinar, a tiempo de infundir miedos. Una demostración inequívoca de cuán peligroso puede ser animarse a presentar pruebas agrietando lo que debe ser credibilidad infalible, se topa con un poder que no se frena. Un audio de SE regocijándose del éxito de su insultante y obsceno despilfarro con fines electorales, no es algo que los inmute. Y  ahí tenemos en la cárcel a un candidato a una senaduría de oposición. A esto se le llama sentar precedentes. Difícilmente otro ciudadano, osará presentar algo que desencadene la guillotina que pende sobre las cabezas de todos.Pasará un tiempo antes de que el dique lleno de injusticias y atropellos contenidos se desborde. Porque se sabe de la fuerza indomable de la naturaleza.  Y la humana está incluida. La contención terminará y como una represa reventada, el desborde arrasará con moros y cristianos. Es claro que el verse reflejados en el espejo Chavista, obliga a aguzar el ingenio.Y es hablando de cristianos, que las ideas desordenadas e inconformistas, esbozan un modelo. Es justo darle el crédito correspondiente a quien tiene mucho que ver con una deducción. Y es nada menos que la esposa del tristemente célebre Sacha Llorenti, (disculpas pero no retuve el nombre) en su última incursión mediática ante la garrafal benevolencia de un medio televisivo en las últimas horas. Con una persistencia digna de más nobles objetivos, la señora en cuestión, se prendió del talón del candidato Doria Medina, en una incivil actuación que extralimitó los cánones del auto respeto y la inteligencia. Y en horario apto para menores. Apoyada en la organización gubernamental y sacando provecho de su condición de mujer, presentó un espectáculo execrable que -pese a su mejor esfuerzo- dudosamente cumplió con el cometido de su misión que era confundir y desorientar. La exageración es mala consejera. Fue demasiado para ser veraz. Y la opinión pública, despreciada por la nomenclatura pluri, tomó debida nota.Y una cosa lleva a otra. Y la imagen de los  Tribunales de la Santa Inquisición se define. Aunque se ha modernizado y técnicamente ha evolucionado en cuanto a sus accionar, persisten métodos de tortura muy sofisticados en su relación con el poder civil.  La tecnología alimenta la ignorancia y el pensamiento único. Porque estamos ante un grupo de iluminados de no se sabe qué espíritu, que se consideran competentes para ejecutar. La impunidad ante ciertos atropellos, son contemplados con benevolencia, una que otra mirada maliciosa y todo aderezado con avidez de más privilegios.Cuando alguno caía en manos de los inquisidores, ya fuera acusado de brujo, de hereje, o de adorador del diablo y tonterías por el estilo, era llevado al tribunal de la Santa Inquisición, para alegría de muchos y terror de otros. En el  tribunal los acusados debían esperar su sentencia, en una sección en forma de media luna construida de anaranjados ladrillos. De allí nace la expresión » media naranja». Y a Evo Morales, eficientemente, le han edificado la suya.