En medio de duras polémicas, el Papa inaugura el Sínodo de las familias

El encuentro se prolongará dos semanas Tratará temas como el sacramento a divorciados. Hay cardenales totalmente opuestos que critican a Francisco.

Ceremonia. El Papa argentino en un acto. Hoy oficiará una misa para poner en marcha el crucial Sínodo. / REUTERS

Con una misa en San Pedro el Papa inaugurará hoy el tercer Sínodo Mundial Extraordinario de Obispos dedicado a las familias, en un clima de alta tensión por las divisiones entre tradicionalistas y conservadores de un lado y aperturistas, como el mismo Francisco, y progresistas del otro. La asamblea, que debe mostrar el nuevo rostro colegiado de la Iglesia, se prolongará dos semanas, del 5 al 19 de este mes, con 253 participantes, de los cuales el núcleo central son los 114 presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales.



El Sínodo Extraordinario es un acontecimiento raro en la vida de la Iglesia. Los otros dos tuvieron lugar en 1969 y 1985. La asamblea no adoptará decisiones concretas sino que aprobará un documento final que después será girado a las Conferencias Episcopales junto con un cuestionario que podría llegar hasta las bases. Todas las opiniones y documentos serán remitidas a la secretaría del Sínodo, que preside el cardenal Lorenzo Baldisseri, un hombre de íntima confianza del Papa.

El día del cierre del Sínodo Extraordinario de Obispos, el 19 de octubre, tendrá lugar la beatificación de Pablo VI, que coincidirá con el medio siglo del cierre del Concilio Vaticano II por parte del Papa Giovanni Montini, sucesor de Juan XXIII, y de la institución de la Asamblea Mundial de Obispos como institución colegial que aprobó el Concilio y refrendó Pablo VI, que murió en 1978.

“En las cuestiones en las que hay controversias que tienen que ver con las familias, el Papa Francisco quiere abrir una puerta que hasta ahora esta cerrada”, dijo hoy el cardenal Baldisseri a la agencia italiana ANSA.

Baldisseri presentó en una animada y a veces tensa conferencia de prensa en el Vaticano, los detalles de la asamblea. La Prensa recibió como negativo el anuncio de que se mantendrá un velo de secreto sobre las intervenciones de los padres sinodales. Advirtió que todos los días se informará de los discursos y discusiones, pero no se identificarán personalmente las proposiciones. Si un miembro propone, por ejemplo, un tema urticante como una apertura a los matrimonios entre homosexuales, se referirá lo que diga pero no se dirá quién lo dijo. Se esperaba que la apertura fuera en este sentido más decidida, porque Baldisseri y el vocero pontificio, padre Federico Lombardi, informaron que también habrá encuentros con obispos y personajes del Sínodo.

El asunto más difícil discutido hasta ahora es el caso de los católicos casados por la iglesia, pero divorciados y vueltos a casar por rito civil. A ellos se les niega la comunión litúrgica y, por tanto, no pueden confesarse.

Cinco cardenales, entre ellos el poderoso prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gehrard Ludwig Mueller, acaban de publicar un libro en el que en términos tajantes se oponen a la propuesta de autorizar los sacramentos a los divorciados vueltos a casar. Esta tesis la defienden aperturistas y progresistas con distintos matices. El cardenal también alemán Walter Kasper es quién más ha elaborado el argumento con el apoyo de Francisco.

Los enfrentamientos han encendido la vigilia del Sínodo. El cardenal esloveno Franc Rodé, de 80 años, ex prefecto de la Congregación para los Religiosos, acusó al Papa de “ser demasiado de izquierda”. El viernes el influyente Prefecto de la Congregación para los Obispos, el canadiense Marc Ouellet, “papable” en el Cónclave que eligió a Francisco, salió al cruce de las polémicas y afirmó que “no es propio de la Iglesia formar partidos y por eso en el próximo sínodo hay que evitar que cardenales y obispos se dividan” en facciones.

Ouellet pidió “un diálogo constructivo” que permita ver “con los ojos de pastores misericordiosos, las alegrías y fatigas de las familias”. “El Mundo ha cambiado y debemos ver a la familia con sus problemas de hoy”, insistió el cardenal Baldisseri. El Papa quiere que los obispos afronten la realidad del aumento de los divorcios, de las familias monoparentales, de las convivencias extramatrimoniales y de las uniones entre parejas homosexuales, que han creado un panorama “fuera de las reglas”. Francisco quiere evitar exclusiones en la Iglesia “hospital de campaña” que acoge a sus fieles para curarle los pecados con amor y no para condenarlos. “Todo pecado puede ser absuelto. No es imaginables que un ser humano pueda caer en un limbo del que Dios no lo puede salvar”, dijo el cardenal Kasper.

Fuente: clarin.com