Narcos aliados con policías aplican su ley en un municipio mexicano

Policías aliados con narcos, grupos irregulares armados, un alcalde en la mira… son ingredientes de un cóctel de corrupción que explotó en Iguala (México).

IGUALA Narcos aplican su ley en un municipio mexicano

Hay 43 alumnos desaparecidos desde el viernes 26 de septiembre. Autoridades tienen en la mira a alcaldes y policías por complicidad.

imageProtesta. Las manifestaciones en contra del grupo Guerreros Unidos se multiplicaron en las ciudades de México. Foto. AFP



La Razón/ EFE y AFP / La Paz

Policías aliados con narcos, grupos irregulares armados, un alcalde en la mira… son ingredientes de un cóctel de corrupción que explotó en Iguala (México), luego de que el 26 de septiembre se raptó a 43 alumnos y días después se hallaran fosas con 28 cadáveres, que se cree son de ellos.

Iguala es un municipio que está en el estado de Guerrero, al norte de México. Es un valle pequeño pues tiene 131.000 habitantes. La Policía Municipal era severa a la hora de aplicar las reglas de circulación. A los coches aparcados en la zona roja o en doble fila les quitaba la matrícula y no se la devolvía al conductor hasta que pagara el último céntimo de la multa. Los agentes empleaban la misma lógica con los vecinos que tenían ahorros.

Semanas antes de la masacre de los estudiantes que puso a Iguala en la mira internacional, raptaron a un chofer de autobuses y no lo liberaron hasta que su familia pagó los $us 600 que exigían por el rescate. En esta tierra donde se secuestraba indistintamente la placa de un auto o a un ciudadano de a pie, las autoridades son sospechosas de haber vivido durante años al servicio del crimen organizado.

El rapto de los normalistas sacó la careta de los policías, según testimonios de sobrevivientes. Uriel Alonso es uno de ellos y se salvó de milagro. Narró a Univisión que formaba parte de la comitiva de al menos 80 alumnos, de los cuales están desaparecidos 43. “Iba cerca del chofer y por el espejo vimos cómo nos seguían varias patrullas. Eran unos cinco carros, unos 35 policías yo creo”. Los efectivos empezaron a disparar y los alumnos se defendieron lanzándoles lo que podían. Al final, el coche fue interceptado por una patrulla y algunos escaparon.

El alcalde José Luis Abarca, prófugo desde el 26 de septiembre, tiene vínculos con los Beltrán Leyva, un cártel familiar con años en el negocio. Los dos hermanos de su mujer, muertos en 2009, fueron operadores en esa organización. El partido de Abarca, el PRD —la izquierda mexicana—, tiene denuncias internas que le acusan de haber asesinado a tres oponentes de su propia formación.

Ángel Aguirre, el gobernador de Guerrero, un estado sin control y con una de las tasas más pobres del país, anunció que los 81 alcaldes y sus respectivas policías serán investigados a fondo. Fueron detenidos 22 policías de Iguala y el resto de la plantilla suspendido de empleo y sueldo por sus nexos con los Guerreros Unidos, un cártel local; el control de la ciudad lo ha tomado la gendarmería y la Policía Federal llegada desde la Ciudad de México.

Los Guerreros Unidos no fueron tan amables en su bienvenida y colocaron en las calles una narcomanta que sonaba a toque de corneta: “Gobierno federal y estatal y a todos los que nos apoyaban, se les exige que liberen a los 22 policías que están detenidos. Les damos 24 horas para que los suelten, si no aténganse a las consecuencias. Empezaremos a poner nombres de la gente que nos apoyaba del Gobierno… ya empezó la guerra atte: GU”. Así pasa en esta tierra sin ley.

Un cártel conformado por sicarios de entre 16 y 25 años

El grupo Guerreros Unidos, que está en la mira de la Justicia mexicana y de grupos de autodefensas locales, está compuesto por jóvenes que son sobrevivientes de otras mafias del narcotráfico.

“Son básicamente sicarios de entre 16 y 25 años, remanentes de otros grandes cárteles, que mantienen sus armas y conocen el modus operandi del crimen organizado”, dice Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a la agencia AFP. Su historia está escrita con sangre.

Origen. En vísperas de Navidad de 2009, miembros de la Marina entraron en casa de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas o El jefe de jefes, y en la refriega el capo murió acribillado por fuerzas especiales. Era el número uno del cártel de los Beltrán, informó el diario El País.Después otros líderes narcos fueron cayendo. Fue así que La Barbie y El Indio fueron dados de baja por agentes antinarcóticos.

Tras la muerte del capo empezó la lucha intestina por el poder. De ahí salió la facción Guerreros Unidos —liderada por Mario, El Sapo Guapo, Casarrubias, arrestado en mayo—, que se hizo fuerte en el estado de Guerrero.

Dos años pasaron, según AFP, y el grupo Guerreros Unidos empezó a cobrar fuerza, como una escisión del cártel de los hermanos Beltrán Leyva. El minicártel quedó principalmente en manos de un criminal del que solo se conoce su apodo: El Chucky.

La Fiscalía mexicana sospecha que él es quien dio la orden de matar al menos a 17 estudiantes de los 43 desaparecidos.

La lucha por el poder es cruenta en el estado de Guerrero. Si bien hasta 2009 había casi un monopolio a cargo de Arturo Beltrán y sus hermanos, después el poder se disputa entre Guerreros Unidos con Los Rojos y la Familia Michoacana, señala el diario El País.

Sin embargo, el alcance de la agrupación no es comparado con las grandes mafias del narco mexicano. “Al desmembramiento de cárteles hegemónicos por la presión del aparato federal le sucede una disgregación del monopolio del crimen. Aparecen, entonces, grupos menos potentes pero dañinos”, explicó el especialista en seguridad Alejandro Hope a El País.

Carecen de los nexos para trascender fronteras con la actividad del narcotráfico; pero combinan el negocio de la droga con actividades “predadoras”. También se dedican a la extorsión, el secuestro y la infiltración en municipios y policías locales. Este fenómeno hace la vida imposible en pequeños municipios, como Iguala.

El experto Raúl Benítez Manaut dice que los poderes locales son corrompidos para que las mafias puedan vivir en paz; sin embargo el pueblo no está en paz.

Autodefensas

ERPI

El Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) anunció la creación de una brigada para enfrentar a los presuntos responsables de la desaparición de los 43 normalistas: Guerreros Unidos, informó la revista mexicana Proceso.

ERPI convocó “al interior de nuestras filas y al pueblo en general a la conformación de la Brigada Popular de Ajusticiamiento 26 de Septiembre”, según un video divulgado en internet.

Campesinos

Desconfiando de la investigación oficial, milicias comunitarias de Guerrero iniciaron su búsqueda.Machete y pala en mano, y calzando sandalias de cuero, medio millar de los llamados autodefensas escudriñan los cerros de las afueras de Iguala, cavan donde ven tierra removida y dicen estar dispuestos a adentrarse en cuevas donde creen que pueden estar raptados los estudiantes, informó AFP.

Zapatistas

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) emitió un comunicado dando su apoyo a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa. Con el lema “No están sol@s, su dolor es nuestro dolor. Nuestra es también su rabia”, el grupo hizo una marcha de apoyo.