‘Mondo cane’

Marcelo Ostria Trigoostria-trigoMondo cane –en español ‘Perro mundo’–, es el título de una película semidocumental italiana, realizada en 1962 por Paolo Cavara, Gualtiero Jacopetti y Franco Prosperi, que captó la curiosidad de un público ávido de historias diferentes a las edulcoradas que producía en ese tiempo la capital del cine mundial: Hollywood. Esta película escandalizó a muchos. La crudeza de las escenas y los rituales de horror mostraban la poca estima de algunos por la vida de las personas y el ensañamiento con los animales. Esa fue la esencia de la trama.El público aún no se había habituado a escenas que causan horror por la extrema violencia. Ahora el mundo ha cambiado. Hoy es frecuente, sin que eso cause rubor ni espanto, encontrar los mismos cuadros de horror en diversos sitios, Youtube incluido.Cuando sabemos –más aún cuando lo vemos en un video– que se degüella a personas inocentes y se mata a niños para exterminar a los que tienen una creencia religiosa diferente a la de los fundamentalistas, es como si estuviéramos viviendo en un ‘mondo cane’; en un mundo fascinado por la violencia.Es cierto, por ejemplo, que la extrema brutalidad de los combatientes del Estado Islámico es repudiada por todos los que se precian de ser parte de un mundo civilizado, de los que quieren ser libres y de los que quieren vivir en paz en una sociedad equilibrada, justa y próspera; en esa sociedad que no deja de sorprendernos por sus logros: por ejemplo, con el Philae, un artefacto, producto del ingenio del hombre, que llegado al lejano cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko; la Luna resulta un territorio cercano y explorado.Mientras tanto, se desangran pueblos y las atrocidades no tienen término. Y surge una suprema inquietud: ¿Podrá salvarse esta civilización que pretende ser ecuménica? Ya en la década de los años 40 del siglo pasado, el historiador inglés, Arnold J. Toynbee, decía que la civilización –nuestra civilización– había sido puesta a prueba. Toynbee no era un historiador que se contentaba con relatar lo sucedido, sino que, inspirado en el pasado, daba pautas para enfrentar el futuro. “La civilización es un movimiento y no un estado, un viaje y no un puerto”, escribió. Este es el verdadero desafío, pues la vida de las civilizaciones estaría sujeta al corsi e ricorsi y habría mucho que hacer para que los cambios vayan en la buena dirección; de otra manera, seguirían sucediéndose con ignominia para todos, los sucesos de un ‘mondo cane’: el de la violencia y el horror.El Deber – Santa Cruz