El Órgano Electoral no se asume como el cuarto poder público de Bolivia

Más allá de los errores y aciertos del Órgano Electoral Plurinacional en la administración de los procesos electorales hay que detenerse en cómo este poder público ha asumido la transformación del Estado a partir de la suya propia.

LA RAZÓN / La Paz

imageLos vocales del Tribunal Supremo Electoral de Bolivia. Foto archivo Los Tiempos.



Han pasado cinco años desde que la nueva Constitución Política del Estado (CPE) trazó la transformación del Estado: las autonomías, el nuevo diseño de los cuatro órganos (Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral), la inclusión, entre lo más importante. La reforma avanza con tropiezos, contradicciones, dificultades, buenas intenciones, negligencias, logros, hierros, etcétera. En ese marco también se encuentra el paso de una Corte Nacional Electoral (CNE) hacia un Órgano Electoral Plurinacional (OEP) y, por consiguiente, al menos en teoría, el puente que va de la democracia representativa a la intercultural.

El OEP ha tenido la no sencilla tarea de realizar varios procesos electorales históricos, por ser los primeros de esas características en lo que va de la existencia de Bolivia: las primeras elecciones generales dentro de la democracia intercultural, las inéditas elecciones judiciales, la primera consulta previa sobre un proyecto caminero (en el TIPNIS, Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure) y las primeras elecciones subnacionales dentro del modelo autonómico.

Los cuestionamientos al Tribunal Supremo Electoral (TSE) (máximo ente del OEP), han aflorado en cada una de estas experiencias, y ha salido una serie de críticas concretas para cada proceso. Sin embargo, es preciso centrarse en lo estructural. Esta mirada da como respuesta un Órgano Electoral que no termina de asumirse como tal poder del Estado ni como Plurinacional.

El expresidente de la Corte Nacional Electoral José Luis Exeni va más lejos y afirma que no se tiene un Órgano Electoral Plurinacional, sino una institución equivalente a la anterior Corte. “Tengo la impresión de que después de cuatro años de existencia del Órgano, éste sigue siendo una Corte Nacional Electoral, se resiste a la transición, a dar el gran salto para ser el Órgano Electoral Plurinacional”, señala.

ENGRANAJE. Esta afirmación es sostenida con el argumento de que el OEP “no termina de asumirse” como uno de los poderes públicos, sino solo como un engranaje para la administración de elecciones. “El Órgano debería asumir que tiene igual jerarquía que los otros tres (Ejecutivo, Legislativo y Judicial)”. Esto implica que es un ente que tiene “plena autonomía en sus decisiones”: “tengo la impresión de que algunas de sus decisiones no se han asumido como Órgano y no han dado la talla, por ejemplo, en iniciativa legislativa, decisiones presupuestarias o respecto a la convocatoria de un referéndum pendiente para la aprobación de autonomías indígenas”, enumera. Exeni además percibe un Órgano “pendiente” de las señales de los otros poderes públicos.

Tal vez corroborando esto pueda interpretarse el hecho de que el Órgano Electoral pidió una audiencia al ministro de Economía, Luis Arce, para discutir el presupuesto para las elecciones 2015. Por esta señal, parece que el Ejecutivo tampoco le da su lugar al OEP como uno de los cuatro poderes públicos…

Por su parte, el vocal del TSE Ramiro Paredes explica que en el régimen constitucional vigente el Estado Plurinacional de Bolivia “es un poder único, con cuatro órganos (…), no hay la figura de ‘cuatro poderes’ o ‘cuarto poder’, sino, de órganos del poder público”.

Sobre el presupuesto de las justas electorales, esta autoridad electoral expone que pese a que el OEP tiene “el mismo nivel de jerarquía que los demás órganos, no tiene autonomía presupuestaria”. La administración económica del Estado —describe— “se rige por el presupuesto”, y el Ministerio de Economía y Finanzas Publicas es la autoridad del sistema de presupuesto y que ningún Órgano del Estado tiene autonomía presupuestaria. “Esto conlleva a que se realice el trámite y la negociación ante la autoridad competente en la materia. Omitir este hecho es desconocer el concepto de autonomía financiera”.

No obstante, el electoralista Eduardo Leaño coincide en parte con Exeni, pues afirma que más son las coincidencias que las diferencias del Órgano Electoral con la Corte Electoral del pasado. Sin embargo, remonta la problemática a la designación de autoridades por asambleístas del Movimiento Al Socialismo (MAS): “El Ejecutivo, a través del Legislativo ha designado a los vocales que no tienen ni los méritos ni la experiencia necesaria. Se dice que es diferente a la Corte. ¿Cuál es la diferencia? Ambos administran procesos electorales. ¿La diferencia sería el Sifde (Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático)? Antes había la Dirección de Educación Ciudadana que elaboraba las mismas tareas. Los contrastes no son sustanciales. En realidad, la diferencia es la subordinación al Ejecutivo que les resta eficiencia y transparencia”.

Una de las críticas durante el reciente proceso electoral de 2014, y común a cuatro de las cinco organizaciones políticas que participaron en los comicios, fue la supuesta vinculación del TSE al Ejecutivo, incluso se divulgó una fotografía de Wilfredo Ovando en un acto de campaña del MAS antes de su nombramiento.

Pero siguiendo, el segundo argumento de Exeni con que sustenta que el OEP sigue siendo una Corte Electoral es que “no  asume su cualidad fundamental de plurinacional”. El nuevo Órgano, a diferencia de lo que fue la Corte, “no tiene que limitarse” a administrar procesos electorales, sino “gestionar e impulsar” la noción de la democracia intercultural, que no solo implica administrar procesos electorales de la democracia representativa, sino también “gestionar la democracia directa y participativa y sobre todo acompañar el ejercicio de la democracia comunitaria”.

INTERCULTURAL. Observa que el OEP se ha concentrado en administrar elecciones y los “pocos esfuerzos que se han hecho, especialmente en el Sifde, para impulsar la democracia intercultural no han tenido acompañamiento ni comprensión ni recursos por parte de la Sala Plena del TSE”. Ésa es la preocupación “central”, puesto que “la administración correcta de procesos electorales es la exigencia mínima del Órgano”.

Al respecto, Paredes precisa que el OEP tiene competencias y atribuciones administrativas, electorales, fiscalizadoras y registrales. Además, “El OEP y su máximo nivel, el TSE, no puede ni debe favorecer a uno o afectar a otro de los tres componentes de la democracia intercultural, toda vez que esta instancia no decide la temporalidad y sucesión de elecciones de democracia representativa y de acciones de democracia directa y participativa”.

La plurinacionalidad —explica el vocal— como carácter del Estado es un “constructo de conceptos” que hace referencia al hecho de que las naciones indígenas originarias campesinas “se han articulado en un único y mismo Estado”. Antes de la aprobación de la Constitución, éstas “no tenían una forma estatal de pertenencia”, ahora son parte del Estado Plurinacional, lo que es un “gran paso”.

Argumenta que no existe tal “relegamiento” de la democracia comunitaria y de la autonomía indígena señalando que las Autonomías Indígenas Originario Campesinas (AIOC) están referidas “a la estructura y organización territorial del Estado” (según la Tercera Parte de la norma fundamental vigente), “y no tanto a la plurinacionalidad, la cual es una realidad mayor a éstas”.

“Bolivia ya es una realidad política plurinacional, aunque el proceso de acceso a las AIOC no esté concluido o sea lento. Por lo tanto, la plurinacionalidad no depende del avance de estas autonomías. El carácter plurinacional del OEP tampoco depende de éstas, sino, del modelo estatal al que pertenece como estructura y organización institucional”, responde al expresidente de la CNE Exeni.SIFDE. La anterior semana se supo la noticia de la separación de Juan Carlos Pinto de la dirección del Sifde, la instancia a la que se delegó hacer los puentes entre las tres democracias (representativa, participativa y comunitaria). Pinto tiene una interpretación cercana a la de Exeni sobre el presente del OEP, sin embargo, ve los tropiezos como algo estructural que es común a todo el proceso de transformación del Estado Plurinacional.La Constitución es “liberal con el elemento de interculturalidad”. La tarea es “generar los puentes”. Esos puentes tienen un nombre: democracia intercultural.La tarea del OEP es entonces “acompañar, gestionar y profundizar esos puentes”; sin embargo, el OEP “heredó la característica representativa de la administración de elecciones por figuras “notables”. “Eso sigue haciendo sombra a la construcción del puente entre las democracias”. El nombramiento de los vocales tuvo el elemento interesante de la inclusión y diversidad, notan tanto Leaño como Pinto.

“Son de mucha diversidad, una síntesis de los puntos de conflicto del Estado plurinacional; cada individualidad no ha terminado de cuajar en un horizonte colectivo, son las individualidades las que pugnan y generan protagonismo y no identidades colectivas, por tanto, no se genera hacia afuera el proyecto de la democracia intercultural, del cual deberíamos ser portavoces”, juzga el exdirector del Sifde.

Este tipo de “fallas de ajuste estructural” son parte del proceso de transformación del Estado. Las antiguas formas de hacer las cosas “con una voluntad de hacerlas mejor” han caído en los errores cometidos por la “incomprensión de roles administrativos de cada uno y los roles políticos en los espacios definidos”.

“Muchas veces se sobrevalora el aporte técnico de quienes tienen ese rol porque, visto desde el poder, asumen que al ser nombrados poder automáticamente también fueron nombrados como poseedores del conocimiento. Ése es un conflicto de fondo de la transición de todo el Estado Plurinacional”.

Frente a esta presunción de arrogarse el conocimiento, quedan dos posibilidades, dice: aprender o imitar. “La inclusión, que es un logro, ha generado ese desborde que está presente particularmente en el Órgano Electoral. Entonces, hay un desajuste institucional, ya no somos la Corte, pero tampoco el Órgano, estamos en un limbo, con funcionarios que responden a la lógica anterior que dice que el poder se resuelve a través de los números y se impone a través de los recursos”. Eso no solo estaría sucediendo en el OEP, sino que “empieza desde el Estado y tiene su correlato en el Órgano Electoral”.

Al no asumir la tarea de tender los enlaces hacia la interculturalidad “solo se hace una serie de tareas que hacía la antigua Corte y que se repiten en el tiempo, es decir, administrar la democracia representativa”.

Pinto va más allá al afirmar que la democracia intercultural “entra en conflicto para ellos (las autoridades del TSE) porque no la han entendido. Entonces, en algún sentido, se ha replegado esa labor al Sifde, en el sentido de decir: ‘bueno ustedes ocúpense de esos temitas culturales y nosotros de los temas serios, como las elecciones. Hay una visión casi despreciativa de la perspectiva global, por tanto les hace ruido cuando los sectores sociales demandan ser tomados en cuenta y piden que se acompañe sus procesos y que la autonomía indígena se ponga en marcha acompañada del Órgano”.

En conclusión, el TSE “no alcanza a vislumbrar que no existe Estado Plurinacional si no existe democracia comunitaria y autonomías como un principio de que realmente va a cambiar al país, mientras tanto solo es discurso”. Lo que ya contradijo arriba Paredes.

La transformación del Estado, vista de manera general, es la tarea fundamental tras la aprobación de la nueva Constitución. ¿Son problemas de una naturaleza transicional que deben suceder para dar un paso más? o ¿pueden ser vistos como negligencias o meramente como errores? Tal vez, un cambio en el modo de asumir los extravíos, en cualquier instancia estatal, no como naturales a toda transición, pueda ser un paso adelante.

No se desfavorece a ninguna democracia: Ramiro Paredes, vocal del TSE

El desarrollo de la democracia intercultural o de uno u otro de sus componentes no está sometido a  la voluntad o preferencia de las autoridades electorales, depende del tiempo normativo y administrativo. Hasta el momento no existe convocatoria alguna para este cometido, por lo tanto, la apreciación de desfavorecer a una u otra forma de la democracia intercultural carece de fundamento.

El Órgano Electoral sigue siendo Corte: José Luis Exeni, expresidente de la Corte Nacional Electoral

Tengo la impresión de que el Órgano sigue siendo Corte Nacional Electoral. Eso se ve por dos razones: no termina de asumirse como un órgano del poder público, sino solo como engranaje de administración de elecciones y no acaba de asumir su cualidad de plurinacional, lo que significaría no limitarse a administrar procesos, sino impulsar la democracia intercultural.

Sigue la idea de hacer lo mismo, pero mejor: Juan Carlos Pinto, exdirector del Sifde

No es cuestión de convencerles de que son uno de los cuatro órganos del Estado, sino que el problema hace a los conflictos del estado Plurinacional. En demasiadas cabezas sigue la idea de hacer lo mismo, pero mejor es decir no cambiar nada, no se cuestiona el método mismo, la relación de poder. ¿Qué tipo de Estado vamos a potenciar? ¿Lo productivo, la plurinacionalidad?

Interculturalidad, sin centralidad: Eduardo Leaño, especialista en temas electorales

La interculturalidad se dio en la elección de los vocales del Tribunal Supremo Electoral, lo que era interesante, pero la subordinación al Órgano Ejecutivo ha sido el gran error; no se ha enfatizado en la democracia intercultural, hasta ahora no funcionan las autonomías indígenas, no hay estatutos departamentales, si bien no todo es culpa del Órgano Electoral Plurinacional.