Elecciones 2015: promesas, riesgos y alerta temprana

Erika Brockmann QuirogaerikaA pocos días de conocerse a los postulantes a nueve gobernaciones y a 339 alcaldías y sus respectivas instancias legislativas, solo el MAS parece confirmar una presencia territorial que teñirá de azul del país. Mientras, en la vereda del bloque de oposición el panorama es variopinto. Son más de 150 siglas, entre agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas, las que aspiran a contrapesar la poderosa maquinaria oficialista.Por su composición mayoritaria y corporativa, el MAS experimenta tensiones diversas. Por un lado, aquella generada por organizaciones sociales predominantemente campesinas, sus facciones y otros gremios, y, por el otro, la generada por la necesidad de contar con candidatos ‘invitados’ no sindicalizados. De no resolverse las pugnas, será Evo Morales quien dirima los entuertos, confiando en que su bendición les transferirá algo de su ‘ajayu’ (espíritu) y capital político. Por otra parte, el bloque opositor ensaya estrategias regionalizadas que sumen, intentando superar resentimientos cultivados en la campaña presidencial. Todo indica que en ciudades capitales y otras intermedias la ciudadanía favorecerá a candidaturas opositoras siempre y cuando su oferta no sea dispersa. Al contrario que en el oficialismo, cuentan con aspirantes a la reelección cuyas gestiones gozan de alta aprobación. Es el caso de las comunas de Tarija, La Paz y Trinidad, y de las gobernaciones de Beni y Santa Cruz, cuyas autoridades han sabido cultivar una mística gerencial, sortear el hostigamiento del poder central y forzar a la convivencia plural.Si bien la significativa proliferación de siglas da cuenta de una saludable dinámica participativa, también conlleva riesgos. Es el caso de la ‘feudalización’ del territorio, de la carencia de líderes con visión amplia de su desarrollo en términos de región y de país. Y, lo peor, subyace la amenaza de que sucumban a la influencia redes locales delincuenciales. Pienso en el cinturón de municipios fronterizos donde campea el contrabando y otras zonas rojas cuyas élites políticas y sindicales podrían coludirse con el narcotráfico hoy diseminado en el país. Pienso en Iguala (México). Por todo ello, justifica que el MAS y todos asumamos este potencial riesgo como una alerta temprana.El Deber – Santa Cruz