A la memoria de Justa Suárez Vaca


Susana Selemeseleme2La puñalada de un sicópata hirió de muerte a ‘Justi’, la libertaria, la demócrata, la activista solidaria e infatigable defensora de los derechos de las mujeres, de indígenas y de desposeídos de su pueblo. Amante de su San Ignacio de Moxos, valoraba y defendía su cultura con orgullo beniano y boliviano.El 26 de junio de 2014 andaba Justi “en esas cruzadas suyas buscando mejorar la suerte de otras mujeres”, en el aeropuerto de El Alto de La Paz, relata una nota de Facebook. De las 11 personas que resultaron heridas aquel día, solo Justa Suárez Vaca recibió una herida mortal, pues la estocada le tocó el páncreas. De esa fatalidad sin sentido, evitable para quienes dudamos de un determinismo ciego, Justi tuvo una penosa sobrevivencia. Fueron más de cinco meses, entre terapia intensiva e intermedia, tras lo cual, ya muy disminuida, falleció el 9 de diciembre. Nunca le faltó el amor y la dedicación de su amada hija Gilda, el cariño de sus hermanos y familia, de su gente y de otras personas, la de sus añejos y otros más jóvenes compañeros de lucha por la recuperación democrática en Bolivia.No faltaron las oraciones y ruegos que, a pesar de la tristeza por su grave estado, confiaban en su recuperación plena, como señalaba otra nota de Facebook: “Quedamos un rato en silencio o en grupo amoroso de cualquier religión, credo o sindicato, a los que ella respetó y acompañó con sures o en solazos inclementes, para pedir, hablándole a Dios, con el corazón en la mano, que nos dé la oportunidad de seguir gozando de su fraterna compañía”. Pero la perdimos. Ya no se la verá tampoco en la Ichapekene Piesta, de su natal San Ignacio de Moxos, con su tipoy de colores y collares de semillas nativas regalando gracia y amor a todos los sentidos.En sus años juveniles, en París, donde estudiaba, era refugio de exiliados y viajeros, con mano amiga y palabra amable. A partir de entonces, Justi se dedicó a la lucha contra los regímenes militares y toda política dictatorial, siempre a favor de las mujeres y excluidos. A su regreso a Bolivia, su militancia fue política y feminista, de ahí su compromiso a lo largo de su vida, pues para ella la justicia social era una comunidad de igualdades, sin discriminación de tipo alguno.Truncada fatalmente su existencia, fue velada en la Casa de la Cultura de Trinidad. La acompañaban Gilda, su familia y sus amigos, unos cerca y otros de lejos. Gracias por tu vida, querida Justi. Aquí se queda en el corazón y en la memoria para que no se olvide.El Deber – Santa Cruz