La conocida analista Mary Anastasia O´Grady lo dijo desde las páginas de The Wall Street Journal: “Teherán posee más de 40 años de experiencia quitando del camino a individuos entrometidos en el extranjero”.La tesis del homicidio del fiscal Nisman a manos de los servicios secretos iraníes parece bastante más razonable y creíble que la intriga de venganzas en el seno de la contrainteligencia argentina sugerida por la presidenta Cristina Fernández, diseño que le permite victimizarse como objetivo de una conjura.¿A quién beneficiaba la muerte de Nisman? Al gobierno kirchnerista le servía ocultar la verdad, evitando la presentación de pruebas sobre su encubrimiento a los terroristas iraníes que volaron la AMIA, pero al mismo tiempo el deceso del fiscal representaba un grave dolor de cabeza publicitario.En cambio, para la República de los Ayatolas todo era ganancia.“Si Nisman fue asesinado, se usó un nivel de sofisticación que no se asocia con Argentina”, añade O´Grady.La cuestión de fondo que debería alarmarnos es la creciente penetración estratégica del Irán fundamentalista en América Latina, que mata en Argentina, fabrica armas en Venezuela y busca uranio en Bolivia…[email protected]