Me importa y no me importa

Carlos Federico Valverde BravocvDe verdad que no me importa que el Presidente se vista como le dé la gana; no me interesa si a él le agrada hacer el ridículo; esas son cosas de él. Si el Estado gasta en un traje de evidente mal gusto para la alegoría preparada por coreógrafos plurinosequé está bien; el país no se va a morir de hambre por eso.Me importa, sí, que en la Construcción del “Mito Evo” se decida hacer “actos tradicionales y ancestrales” que van cambiando de suntuosidad, lujo y significado, para “afirmar el carácter mítico” del hombre que saliendo de Orinoca llegó al Palacio Quemado y que ese acto haya tenido la simbología o sido una especie de entronización de un soberano; eso no es correcto porque se juega con los imaginarios.Me importa, cómo no, que se juegue con las cifras del Estado de la manera que se lo hace, mientras no tenemos un reporte exacto de cómo vamos como país porque el INE todavía no termina de cuadrar los datos que muestran qué Estado tenemos.Me preocupa, por supuesto, que el Presidente asuma, después de un largo como alegórico discurso de posesión del nuevo Gabinete, en el que se dijo de todo, que los Ministros salientes se fueron, entre otras cosas, por mentirosos, pero que mantenga en el cargo a Arce Catacora que sigue hablando de crecimiento y doble aguinaldo, al tiempo en el que minimiza lo que pueda pasar con los ingresos por la caída de los hidrocarburos, aun cuando las instrucciones del propio Evo Morales fueron las de hacer los ajustes correspondientes.No me importa si, urgido por las críticas a la suntuosidad, el Presidente decide pagar (y si lo hace o no) de su bolsillo la pechera de oro y su “ch’uku” de 4 puntas (de dudosa valía ancestral); me da lo mismo si decidieron inventar “tradiciones y cosas viejas”, (recién envejecidas-como decía Piero) porque eso es alegórico, como es alegórico un show que tuvo más de la parte  folklórica de “Viña del Mar”, seguramente porque… en Bolivia y en la cultura andina de esta parte del ande, nunca hubo tal cosa.Me preocupan otras cosas; que la democracia en este país siga siendo sólo un objetivo común y que la Justicia sea un discurso; me preocupa que tengamos a un líder tan claramente definido como tal en las últimas elecciones, tan perdido en lo fatuo, lo superfluo (la hora de Evo) y una oposición sin ideas, sin propuestas…Eso es lo que queda… finalmente, el 22 de enero es un invento alegórico, de manera que, no debiera ser más que eso… la puesta en escena de una ordinariez seudo histórico/cultural.El Deber – Santa Cruz