Alberto Nisman causa un temblor que sacude a presidenta Cristina Fernández

Argentina. El fiscal murió poco antes de acusar a la Presidenta de encubrir a iraníes.

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JUDÍO. El fiscal Alberto Nisman. De fondo, una imagen de la explosión de AMIA, en 1994.



La Razón / La Paz

El fiscal argentino con sangre judía Alberto Nisman murió con un disparo en la cabeza, el domingo 18 de enero, en su departamento del edificio Le Parc, en Puerto Madero, Buenos Aires. Su deceso ocasionó una crisis política sin precedentes en la Casa Rosada.

Tenía 51 años cuando un revólver calibre 22 se puso a menos de un centímetro de su sien derecha. Una vez que la bala le quitó la vida, el caso Nisman se convirtió en la piedra en el zapato del gobierno de Cristina Fernández.

Ya en vida, Nisman tenía entre ceja y ceja a la actual Presidenta argentina porque la acusaba de encubrir a los supuestos autores iraníes del atentado contra la mutua judía AMIA, en 1994.

“No solamente fue quien decidió la articulación de este plan criminal de impunidad, sino que para ello se valió de distintos actores para llevar adelante su ejecución”, se lee en parte de su denuncia contra Fernández.

Historia. En 1994 un atentado criminal contra la mutual judía AMIA mató a 85 personas. Los dardos de la investigación apuntaron a un grupo terrorista con sede en Teherán.Pasaron 13 años y el exgobernante argentino Néstor Kirchner (esposo de Fernández) encargó al judío el caso. “Pibe —le indicó Kirchner al fiscal Nisman— vos vas a trabajar junto con éste”, le dijo a Alberto Stiuso (exjefe de la Secretaría de Inteligencia de Estado), según reseña el portal de Clarín.

Nisman empezó a escudriñar el tema mucho antes, prácticamente desde 1997, cuando fue convocado como fiscal auxiliar del caso AMIA.

Ya en 2006, según los registros de Clarín, el Gobierno de Irán solicitó la captura internacional del fiscal. Desde el atentado a AMIA, Teherán se declaró al margen del ataque y mantiene la misma postura.

De acuerdo con los reportes de WikiLeaks, Nisman estaba alineado a la política estadounidense. Se reportaron visitas de la autoridad judicial a la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires e, incluso, disculpas hacia la delegación diplomática por no informar de su trabajo. La más afectada, en esta investigación, fue la mandataria Fernández. Es más, murió sin presentar su denuncia contra la gobernante e importantes figuras oficialistas.

Su muerte tampoco llevó paz a la Casa Rosada. Menos de una semana después del deceso, Ipsos hizo una encuesta que develó que el 70% de los argentinos creía que Nisman fue asesinado y más de la mitad de éstos veía la mano del Gobierno detrás del crimen. Además, el 82% consideraba cierta la denuncia del fiscal.

Los allegados a Fernández formaron un muro para proteger a la Presidenta. El ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, dijo, refiriéndose a Nisman: “Solamente un perverso puede plantear una cosa como esa”.

El canciller Héctor Timerman —también acusado por el abogado judío— igual defendió a la Mandataria y en una entrevista con The Washington Post se preguntó: “¿Quién gana con Nisman muerto? Yo no, y tampoco la Presidente?”.

Las cartas están echadas y Fernández fue acusada nuevamente el viernes por encubrir a iraníes por el atentado.