Educar para evitar, única posibilidad

Carlos Federico Valverde BravoCVB_thumb1No está lejos en la memoria colectiva cuando el Poder Político se vanaglorió, en 2013, de haber aprobado la Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. Debo haber sido de los pocos que no creyó que un texto logre nada, porque soy de los que cree que hacer leyes por hacerlas no garantiza el mejoramiento de la calidad de vida de las personas involucradas.Desde el año de promulgación de la ley, es decir, desde el 2013, nada ha cambiado en cuanto a la violencia que se ejerce contra las mujeres. El Observatorio “Manuela” sobre Violencia, Feminicidio y Mujeres en Riesgo del Centro de Información y Desarrollo de la Mujer-CIDEM ha logrado establecer que la violencia contra las mujeres, que va en aumento en todo el país, ha adquirido en los últimos meses características de tortura, crueldad y ensañamiento ha registrado de enero a octubre 169 crímenes de mujeres, de los cuales 103 son feminicidios, 64 asesinatos por inseguridad ciudadana y 2 homicidios/suicidios.Para más datos: hubo un incremento, en comparación con el mismo periodo de 2013, cuando se tuvo 89 feminicidios. La ley ya estaba en vigencia.La siguiente noticia es del 8 de febrero del 2015: (Erbol) En Caranavi se produjeron 23 casos de violación a menores en 39 días; en la mayoría de los casos, el agresor fue el progenitor. En 8 de los casos, el padre fue el responsable, mientras que en los restantes el acusado es un allegado de la familia. Entre las victimas existen niños de cinco y seis años. La mayoría de los afectados tienen entre 13 y 16 años.¿Falla la Ley? No, la Ley no falla, simplemente no funciona la intención de la integralidad, porque falla el enfoque. Es que, no se puede ni debe pretender pasar de la nada al castigo; si esa es la idea, las víctimas seguirán estando ahí y los agresores también; ¿a qué sociedad le va bien castigando a los culpables sin educar ni alertar a las víctimas?Debe acabarse el facilismo de pretender sancionar sin prevenir; de nada sirve que los Gobernantes redacten leyes y se gasten los millones que se gastan para “propagandizar la ley”, cuando no dedican los mismos millones a enseñar el buen trato a la mujer; a educar a los menores en cuanto a la agresión sexual que puede recibir.El dato de Caranavi es escalofriante: progenitores y familiares cercanos son los violentadores de las y los menores; eso se lo combate sólo con educación; claro que hay que sancionar, por supuesto, pero, lo ideal es evitar los hechos y eso es parte de una tarea pendiente: educar para evitar.El Deber – Santa Cruz