La súbita destitución del embajador de Bolivia en Brasil, Jerjes Justiniano, viene a sumarse a otros despidos fulminantes realizados por orden presidencial en los últimos tiempos, como la abrupta salida del ex ministro de culturas Pablo Groux.Por una parte, la destitución de Justiniano puede interpretarse como un resultado del fracaso del funcionario en el cumplimiento del mandato con el que fue designado: “sentarle la mano” judicialmente a la revista Veja.Esto, luego de que la publicación brasileña divulgara el artículo titulado “La República de la Cocaína”, donde vinculaba al poderoso ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, con un importante capo narco.Evidentemente, el “embajador anti-Veja” no encontró forma de rebatir lo aseverado por la prestigiosa revista del vecino país, por lo que su fracaso se convierte en una implícita confirmación de las acusaciones señaladas.La pregunta que queda flotando en el viento es si la oleada de destituciones refleja una crisis al interior del binomio Morales-García Linera, teniendo en cuenta que muchas de las figuras cesadas eran alfiles cercanos al vicepresidente…[email protected]