Resuelta y fascinada cuando habla de comida; nos cuenta sobre Serendipity, su emprendimiento gastronómico.
Para Laura Sofía Serrate la cocina es un arte. Con 25 años y una personalidad creativa y determinada ya se hace con su propia empresa a la que le dio el nombre de Serendipity. Segura de que siempre hay formas de conseguir lo que el corazón quiere, empezó a idear su proyecto con su familia y le dio vida un 15 de diciembre del año pasado. Indiscutiblemente feliz y agradecida por la familia que tiene la joven visionaria. En una relación con Víctor Rojas; viajera, amante de los animales y sensible con los niños confiesa que le cuesta hacer dieta, pero que en contraparte ama trabajar. «Creo en Dios y soy agradecida por todo lo que me da. Tengo un ángel como mamá que me ayuda todos los días a ser una mejor persona», apunta la adicta a la buena literatura que nació un 29 de diciembre de 1989 en el hogar de Lenny Sofía Talavera e Ismael Serrate.
¿Algo que te indigne?
El maltrato animal e infantil. Me da mucha pena ver que mi ciudad tiene tan poco corazón con aquellos que no tienen voz para reclamar sus derechos.
¿Cómo empiezas tu mañana?
No despierto sin mi café en el desayuno y no soy muy comunicativa a estas tempranas horas.
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¿Eres arriesgada?
Arriesgo todo cuando me meto en alguna cosa, tanto en lo sentimental como en lo laboral.
¿Esperabas que la cocina se convierta en algo tan importante en tu forma de vivir?
Siempre amé la cocina, Tengo en mis genes esta pasión. Tengo un primo que es chef del hotel Ritz de Washington, Dc, una tía demasiado capa en la cocina y un papá que es chef los fines de semana. Siempre soñé con estar en este rubro, tal vez no tanto en la parte dulce, pero cocinar siempre fue lo mío. Me di cuenta que la pastelería era lo mío cuando comencé a hacer postres para mi familia y amigos, el boca a boca me ayudó muchísimo a entrar en el mercado, desde mi casa hacía hasta 10 pedidos diarios y los fines de semana el doble. Encontré mi serendipia, (hallazgo o accidente afortunado) supe que esto era lo mío, la pastelería. Este amor a lo que hago me llevó a viajar a capacitarme, sin capacitación y aprendizaje no hay éxito. El secreto del éxito en todos los rubros, lo que te hace ser diferente, es el combo de amor, pasión y capacitación.
¿Qué es lo que más te gusta de tu cocina?
El equipo de trabajo que tengo y mi horno. Tengo unas chicas que dan todo por la dulzura y un horno que hace magia.
Si tuvieses que elegir un regalo ¿qué pedirías?
Unos meses en Barcelona, España.
¿Qué no puede faltar en tu cocina?
Siendo sincera, queso Philadelphia.
¿Una comida que no olvidarás?
Los Tortelinis con queso de Víctor.
¿Dulce o salado? ¿Por qué?
Dulce para cocinar, salado para comer. Amo la pastelería por la precisión y cuidado que se necesita. Puedo darte una receta de pollo al horno diciendo: «agarra el pollo, le ponés mostaza, sal, pimienta, un poquito de cerveza, cebollas, todo eso al horno y listo». Seamos buenos o malos en la cocina, lo más probable es que te salga una deliciosa cena; pero si te doy la receta de una torta de zanahoria diciendo: «batí los huevos, con la zanahoria, aceite y azúcar y después le agregás la harina» no estoy muy segura que te salga la torta de zanahoria que estabas soñando. Además que el humor en la cocina siempre influye, tal cual lo describe Laura Esquivel en su libro “Como agua para chocolate” o el dicho que cuando la cocinera está alegre sale salada la comida. La cocina se trata de amor, pasión y sacrificio. Sacrificar los fines de semana o tener los dedos quemados, pero al final del día, terminar feliz porque hacés lo que te gusta. Amás esa sensación de cansancio porque sabés que eso significa un día productivo.
¿Te han conquistado por el estómago?
Sí, Víctor es un capísimo para la cocina.
¿Una canción para cocinar?
Más que para cocinar, tengo una canción que me levanta los ánimos y me da energías: Hemicraneal de Estopa. Joaquín Sabina también ayuda a levantar los ánimos, por lo tanto ayuda con la sazón.
¿A qué país viajarías para probar su gastronomía?
Iría a Barcelona, España. Amo esa ciudad y en los últimos años se ha convertido en un referente de la pastelería mundial. Tres de las mejores pastelería del mundo están en esta ciudad catalana.
¿Qué proyectos estás 'cocinando'?
En abril, Santa Cruz recibe a cuatro grandes pasteleros, Javier Guillén, Antonio Bachour, Carlos Mampel y Xavier Barriga. Javier Guillén estará trabajando conmigo en Serendipity por unos días donde vamos a estar cambiando menú. Bolivia está en pañales en el mundo gastronómico, pero eso no nos hace menos; al contrario, nos da la oportunidad para aprender y crecer y sí podemos hacerlo.
Fuente: eldia.com.bo