La experiencia de guerra de estos soldados queda reflejada en unas fotos en blanco y negro de los rostros cuyo objetivo es destacar solamente las miradas, la piel y la expresión de los jóvenes.
Claire sacó los retratos de los soldados en tres tandas. La primera, cinco meses antes de que partieran hacia Afganistán; la segunda, tres meses después de su llegada al lugar de combate y la tercera, tras el regreso de las tropas a Holanda, en 2010.
La fotógrafa afirma que algunos de los cambios fueron provocados por el clima de Afganistán: el sol y el calor les broncearon la piel e hicieron que les salieran pecas, pero también destaca la profundidad de las miradas y la rigidez de las mandíbulas.
Lo que inspiró el proyecto fue el deseo del hijo de Claire, de 18 años en aquel entonces, de alistarse a la Infantería de Marina neerlandesa para ir a Afganistán.Este proyecto cuenta con otras dos colecciones fotográficas: Armoured (‘blindados’) y Comitted (‘entregados’).Fuente: ActualidadRT
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