Reflexión insomne

Karen Arauzkaren-arauz2Bello, es como lo describió Borges: «no es insomnio, estoy ordenando mis recuerdos». Permanecer despierto por horas, puede tener tono nostálgico, poético y hasta ensoñador. Es frecuente que la ausencia de sueño, no  sea más que una manifestación de ansiedades relativas a los aspectos prácticos de la vida con reales preocupaciones que toman protagonismo con geniales ideas y soluciones mágicas, -siempre inútiles- que se nos ocurren a las 4 a.m.Pero cada nuevo día, somos muchos los bolivianos que amanecemos tratando de asumir una realidad que nos desborda.  Sin pausa y sostenidamente, lo que acontece a diario es como un delirante remolino del que es cada vez más difícil escapar. La objetividad se pierde y las dudas acechan y hay quienes  aceptamos que nuestro insomnio, es, sobre todo, una reflexión más fría, menos tangible, más sombría y más sensibilizadora. Es esa sensación, de esperar que se halle una salida a esta época de relatos, destrucción y abandono de principios, de falacias e impostura, de drogas y crímenes aberrantes, porque no deseamos constatar que varias  generaciones de bolivianos, parecen haber estado arando en el mar.No existe modo de justificar, la liviandad con que se encaran temas vitales que debieran incumbirnos a todos. Cómo respaldamos la impasibilidad con la que observamos la corrupción  -irrelevante- si es de mil o de millones. Observar las salas de espera de los hospitales públicos es dantesco. Una sesión de radio terapia para un enfermo de cáncer, tiene una lista de espera de hasta tres meses. Muchos, ya no usarán su reserva. El personal médico,  no halla otra manera de sobrevivir, que no sea insensibilizándose hasta la indiferencia porque la impotencia los supera.Las elecciones no fueron amañadas, apropiándose  de  cien o mil votos en las urnas.  Están en el plan estructurado desde Cuba y Venezuela, partiendo de la toma de las direcciones de identificación de los primeros años del régimen, hasta el mismo registro biométrico. Es allí donde se institucionalizó el latrocinio. Para su administración, se organizó un órgano electoral, de absoluta dependencia e indiscutible servilismo. Y como si la afrenta fuera poca, después de lo acontecido en Tarija, Sucre y Beni, no tuvieron siquiera la capacidad de escoger un método menos bochornoso que jugar a los dados para desempatar una votación.Todo es chacota, todo es farsa. Se comprarán millones de dólares en armamento para disuadir. ¿Disuadir a quién? Molesta profundamente tener que escribir negativamente sobre nuestro país y sobre nosotros mismos, pero tenemos que empezar a hacerlo. Nuestros enemigos reales están identificados hace décadas. Somos pobres, mal educados, con una salud precaria, cercados por los productores de droga y además, una falta crónica de empleo digno.  Tenemos a nuestros niños sin vacunas y a nuestros ancianos terminando su vida en pesadilla. Pero para la posibilidad de necesitar de la fuerza para los planes de prorroguismo e impunidad interna y, en la eventualidad que el pueblo diga basta, vemos  disfrazar intenciones apelando a un patriotismo impuesto que ya no tenemos ganas de fingir.Tuvimos y aún tenemos, ciudadanos encerrados en cárceles porque el destino quiso que se convirtieran en marionetas usadas como precedentes para amedrentar al resto de la población y porque el camino está trazado y sin importar el costo, no piensan frenarse.  Un oficial de alta graduación, grita al mundo y aporta como tantos otros, elementos irrefutables para establecer sin dudas, que el caso terrorismo-separatismo, fue el procedimiento escogido para domar a los contestatarios. Y la descalificación no se hace esperar como palabra definitiva. En menos de veinticuatro horas, desde ministros hasta ignotos asambleístas, se aventuran a diagnósticos variados que incluye paradójicamente, la esquizofrenia. Cabe esperar, que algún otro militar con valor, se arriesgue a convalidar lo denunciado por su camarada, hoy un perseguido político más de la ya larga lista. Todo vale para negar lo obvio. Y los intocables e inimputables suman día a día. Todos los responsables del manejo de la seguridad interna, -en esta sociedad de socorros mutuos que abarca el conjunto del poder- son liberados de cargo y culpa de toda iniquidad.A Bolivia la amamos desde otra dimensión. Pero esto no debe llevar a confusiones. No existe nadie que pueda atribuirse el pensamiento y el sentimiento de todo un país. Hablar a nombre de todos y cada uno de los ciudadanos, es una arbitrariedad.  Las maniobras y estrategias para vender una sumisión y un soporte incondicional,  frecuentemente no nos deja dormir, -porque nos recuerda-,  que estamos flotando entre la ignorancia y la falacia. Esto, sumado al totalitarismo despótico que se pretende seguir cultivando, parece ser una explosiva combinación subyacente.El Día – Santa Cruz