¿Se puede vivir en una relación sin pasión?

ver-el-lado-bueno-de-una-crisis-de-pareja-2Cuando vivimos en la fase de enamoramiento con la persona que, posteriormente, pasará a convertirse en nuestra pareja estable, la pasión parece no terminar nunca. En el baño, en la cocina, en un típico centro comercial, en playas y campos, musitando promesas que, en ese momento, parecen eternas, entre cosquilleos en el estómago y llamadas sorpresa que nos llevan al cielo.

La importante de la pasión en una pareja es vital, si bien conforme pasa el tiempo esta parece mutar en algo más relajado, dando pie al «verdadero amor», la empatía o la felicidad. Pero, ¿acaso se puede vivir en una relación sin pasión?



 

«Motores sin aceite»

Cuando hemos pasado la fase del enamoramiento, tal y cómo comentábamos en la introducción, la pareja parece sumergirse en una balsa diáfana en la que priman otros sentimientos: el conocimiento mutuo, la dedicación, el cariño, los mimos y, especialmente, el compromiso. La rutina ya no se ve asaltada por los encuentros inesperados, ahora es otra cosa, parece algo más calmado. Se quieren mucho, miran películas en sofás separados para luego irse juntos a una cama en la que, tras abrazarse, duermen de espaldas, y es entonces cuando te preguntas cuánto tiempo llevan sin tener relaciones sexuales.

Ya no hay encuentros pasionales en la cocina, te sientes un robot al que nunca sorprenden en medianoche bajo las sábanas, no hay fuegos artificiales, esos destellos que nos elevan al cielo y nos hacen sentir la plenitud de la vida. Sin embargo, lo tienes a él, estás cómoda y lo quieres pero, ¿podrás estar siempre así?

Muchas personas confunden la relación de pareja con la de hermanos y amigos, principalmente por miedo a no tenerlo, a la soledad y por la comodidad social e íntima que supone tener una persona que parece hecha para ti, que tanto te costó encontrar.

 

La importancia de la pasión

¿Es necesaria la pasión en una pareja? Por supuesto. ¿Se puede vivir en una relación sin pasión? También.

o que delimita ambas opciones es nuestro grado de tolerancia, el valor que demos a nuestra existencia y, también, a lo buena que sea esa persona en otros muchos aspectos aparte de los asuntos de alcoba. Sin embargo, mi personal recomendación es que lo hablen, pues aquello que comienza siendo un hábito silencioso se convierte en algo que, si se trata de erradicar demasiado tarde, puede ser irreversible.

Otra de las situaciones que puede plantearse sea que uno de los integrantes no muestre interés por tener relaciones contigo (por razones que van desde la depresión y la apatía hasta, directamente, la poca atracción que siente por ti) y tú sí quieras tenerla. Por supuesto, deberás comunicarle tu insatisfacción y no sentir vergüenza por ello. Muchas veces terminando diciendo cosas que deberían darnos más vergüenza por, precisamente, haber omitido unas razones sujetas al infalible y sano hábito de comunicarse. 

Puedes intentarlo todo, desde comunicación hasta tolerancia si esta persona pasa por un mal momento, ultimátums o iniciativa propia para encender el motor pero, por favor, no caigas en la infidelidad. Si, por algún motivo, esa persona no reacciona o simplemente no muestra interés en tener sexo contigo, entonces habrá llegado el momento de plantearse otras soluciones.

Si, por último, crees que el sexo no es tan necesario en tu vida, continúa con la relación. Sí, estarás cómoda, pero los años pasan y los pensamientos que reprimimos pueden convertirse en una bomba, en el peor castigo de un paso por la vida que, de cuando en cuando, merece ser vivida desde las estrellas, no desde la cima de una montaña.

Vivir una relación sin pasión es posible pero no recomendable. Todo depende de tu criterio, de tu arte para la comunicación, de aquello que esperas tener en el futuro y de cómo valores tus prioridades en la vida. Sin embargo, bajo mi punto de vista, las relaciones necesitan algo de picante, aderezarla si es necesario, experimentar y cambiar pero, especialmente, cualquier cosa que no conduzca a la infidelidad o, mucho peor, a la felicidad.

Fuente: www.imujer.com