No había acabado de irse el Papa Francisco del territorio boliviano cuando el presidente Evo Morales volvió a las andadas, reprimiendo a potosinos y tarijeños con gasificación incluida.Olvidando el mensaje papal de paz, diálogo y reconciliación, el gobierno mostró nuevamente su naturaleza autoritaria, confirmando que el mandatario cocalero solo estaba interesado en la visita del Sumo Pontífice para propósitos fotográficos.Y, por supuesto, para perpetrar el show mediático del Cristo crucificado en una hoz y un martillo, artefacto que el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, puso en duda que en realidad sea la réplica de una estatuilla tallada por Luis Espinal.Morales tampoco parece haber escuchado el pedido de Francisco de una justicia independiente, al insistir en la posesión de vocales electorales claramente parcializados con el partido oficialista.Otra muestra de la inclinación totalitaria del régimen fue el fallido intento de ocultar a los presos políticos, a los que se excluyó de la amnistía que en cambio sí recibieron muchos convictos por narcotráfico.Como bien dice el refrán, Evo está “a Dios rogando y con el mazo dando”…[email protected]