El número 2 del régimen y principal ideólogo del mismo, Álvaro García Linera, confesó públicamente las presiones de su gobierno hacia los medios de comunicación, incluyendo la discriminación política en el uso de fondos para publicidad.“Hay medios que mienten, hay medios que no informan, sino que hacen política partidaria”, señaló, intentando justificar la utilización discrecional del dinero de los bolivianos como instrumento de censura de prensa y dictadura comunicacional.La falacia del razonamiento vicepresidencial queda al descubierto con una simple pregunta: ¿no son medios como el diario Cambio, el canal 7 o la radio Patria Nueva los que se dedican precisamente a la “política partidaria”, siendo al mismo tiempo un barril sin fondo donde el Estado vierte recursos de los contribuyentes?¿Y con qué criterio un gobernante se convierte en árbitro de la mentira o la verdad?Está claro que el segundo mandatario, por una parte, cae en el patrimonialismo, que es el uso de lo público como si fuera de su propiedad particular; y que por otro lado exhibe una vez más su inclinación despótica o totalitaria.Algún día tendrá que haber una ley de medios públicos y publicidad estatal, que modernice estos ámbitos poniéndolos a tono con la normativa comparada internacional, lo que debería incluir desde espacios de cobertura equilibrados para todas las fuerzas políticas en los medios del Estado (que no son del MAS) hasta la asignación de publicidad en función de criterios técnicos como tiraje y audiencia. Pero es pedirle peras democráticas al actual olmo de la arbitrariedad…[email protected]