Karen ArauzA estas horas nos sentimos un país eufóricamente realizado. Lo que nos lleva a ese feliz estado, es el hecho de que las NNUU, ese increíble crisol de voceros de la humanidad, nos ha dado el lugar que nos corresponde como verdadero referente mundial. No se entiende con claridad qué significa que los más connotados burócratas internacionales, digan que incorporan estos principios andinos: Ama Sua, Ama Llulla y Ama Quella ¿Incorporan dónde? ¿Será que en la práctica formará parte de la línea de conducta de 193 países del orbe, quienes hasta hoy han sido flojos, ladrones y por supuesto mentirosos? O sea, somos los propietarios intelectuales de la piedra filosofal que transmutará al mundo. Si lo vemos desde esta perspectiva, es de esperar que se decreten tres días de júbilo con suspensión de actividades para consecuentes festivales cívico-folklóricos plurinacionales.Es que no se puede dar una noticia mejor. ¿Se imaginan un mundo donde todos trabajen sin pausa gracias a nosotros? ¿Que se destierre para siempre de la faz de la tierra, la mentira? ¿Que no se oiga nunca jamás que algunos países del mundo se roban -normal y obviamente- los recursos de los más pobres? Por supuesto que este nuevo ordenamiento mundial acarrearía automáticamente, la nulidad del cuarto principio, que nadie lo pronuncia en voz alta porque suena muy feo, pero que todos reconocemos como la base de la haraganería, las patrañas y el desfalco: los servilismos genuflexos.Somos un país muy afortunado. El hecho de que el Secretario General de las Naciones Unidas sea de nacionalidad coreana, es un alivio. La barrera idiomática juega a nuestro favor. Imposible que entienda que los bolivianos, tan genialmente creativos como somos, nos arreglamos para disimular cosillas que vienen al caso, como el auto-robo descarado de cientos de millones de dólares de un barril sin Fondo. O que la lucha contra el narcotráfico es una sobresaliente mímica como también lo es la erradicación de los cultivos de esa hojita, con justicia tan venerada por su portentoso valor agregado.Estamos a horas de votar en varias regiones del país, por unos estatutos supuestamente autonómicos, sigilosa y estratégicamente reservados. Son tan reservados, que en virtud a la extraordinaria y exclusiva sabiduría del Tribunal Electoral, ni los votantes deben comprender su contenido. Es que no es bueno que todo el mundo sepa lo que se está haciendo. No olvidemos que somos un referente mundial, por lo que hay que tener mucho cuidado de develar nuestras genialidades antes de tener registro de propiedad intelectual y derechos de autor y eso correría peligro si se llevara a debate público. Saber la conveniencia de lo que estamos votando, es un detalle sacrificable en aras del bien mayor. Al fin y al cabo, ese puñado de nobles funcionarios públicos, sabe muy bien lo que está haciendo.Notable lo que significa en estos días, el respeto a los derechos humanos sobre todo de los presos políticos y los originarios. Es conmovedor. Nadie se anima a transgredir las directrices que emanan de los que detentan el poder. Por eso se llama poder, porque pueden hacer lo que les caiga en gana y, los administradores de justicia, son los paladines de la verdad y la disciplina. Cómo no ser ejemplo para la humanidad toda por la gran veracidad de todos los actos que rodean nuestro diario acontecer. Sólo nosotros para respetar a tal punto nuestra Constitución, que no dudamos en imprimirla en 3D, para darle forma acorde a la emergencia. O directamente, la modificamos las veces que así amerite la necesidad. Precisamente en estos días, se está dejando la flojera de lado -ni hablar de los embustes- para con gran denuedo, salvar el futuro de la patria no privándola del concurso de las únicas personas con la capacidad y la pericia suficiente para conducir la nave del Estado Plurinacional en estos mares tan convulsionados por la incomprensión de los que se niegan a abrazar los postulados del siglo XXI. El estar dispuestos a hacerse cargo per secula seculorum de la vida y destinos de todos, es un sacrificio encomiable. Entre paréntesis, se nota que, íntimamente, somos nomás monarquistas. Por otra parte, ya hemos sido advertidos de que el retorno a las costas del Pacífico, sólo será factible si no se interrumpe el proceso de cambio y eso sí que no.La inseguridad, la caída de los precios del gas y los commodities entre otras angustias, son realidades que escapan a nuestro control. Nuestras vacas gordas aprendieron a volar solitas. Y de acá a poco, solo tendremos las flacas que no darán leche, sino lástima. Hospitales y escuelas en lamentables condiciones, enfermos sin recursos y ancianos sin amparo, son situaciones que afectan el ánimo de la población, razón por la cual, el protector gobierno siempre generoso, idea salidas que nos devuelva las sonrisas. Cómo no sentir alegría si se realizan obras de gran magnificencia pero costo y utilidad desconocidos. Son compensaciones que bien nos merecemos.Es bueno no tener que hablar de nuestras tristezas. Quién hubiera dicho que sería el mismísimo Llorenti, el portador de las buenas nuevas que nos devuelven la autoestima. Sólo a nosotros las sorpresas nos vienen por quién y por donde menos esperamos.El Día – Santa Cruz