Huella indeleble del muralista, la gesta de Lorgio Vaca

La reconstrucción de una de las más grandes obras de Lorgio Vaca se dio en un momento trascendental para el artista. El trabajo representó un desafío estético,
pero sobre todo una oportunidad para resaltar la diversidad cultural de esta tierra

brujula Lorgio Vaca

A través de una colosal obra, Vaca rememora las diversas etapas de la historia de Santa Cruz

Don Lorgio Vaca busca donde estacionar su vagoneta 4×4 con la que atravesó la ciudad para llegar hasta el parque El Arenal. Allí deberá mostrar el resultado de dos años de trabajo en una de sus más grandes creaciones: el mural La gesta del oriente boliviano. La obra, que desde 1971 se lucía en la isla central del paseo urbano, fue destruida por una inexplicable explosión ocurrida hace un lustro y no fue hasta el pasado 30 de septiembre que la población pudo volver a disfrutarla, esta vez reconstruida y mejorada.



El artista tiene preparado un discurso para la ocasión, pero la prisa y el ruido alrededor lo distraen y olvida los papeles en la cajuela de su vehículo. Nada de qué preocuparse. En lugar de improvisar se dirige a las autoridades, periodistas y público presente con casi las mismas palabras que plasmó en el mencionado texto. A los 85 años, su lucidez y aplomo se conservan intactos, así como su genio creativo que le permitió volver a inspirarse en la tierra que lo vio nacer para dar vida nuevamente a tan majestuoso mural. “Una obra de arte, por grande o pequeña que sea es siempre un fruto de la vida popular. Una interacción, un diálogo entre el ser humano y la naturaleza que lo rodea”, dijo durante el acto que cerró con broche de oro el mes de los cruceños.

Para don Lorgio Vaca, volver a encontrarse con esas enormes figuras, de notable fuerza expresiva y valioso significado para el hombre de Santa Cruz, representó un desafío mayor que el que tuvo que encarar cuando construyó la primera versión del mural hace 44 años. En lo estético se tradujo en una propuesta renovada de color y formas, gracias a los nuevos materiales que utilizó. Sin embargo, lo más representativo para el muralista es saber que un trabajo de esta magnitud le da la certeza de que las cosas hay que hacerlas todos los días, porque la vida es efímera. “Somos un pilar sustancial en este mundo, la unidad se enriquece con la diversidad y me satisface darme cuenta de que la nueva oportunidad de realizar esta obra me llegó en un momento en que se resalta la importancia de esa diversidad”, afirma Vaca.

En esta brillante representación muralista, que hace un repaso por las diversas etapas de la historia de Santa Cruz, resaltan la marcha popular que construye la región desde hace varios decenios, en la misma se incluyen todos los oficios, razas y culturas que confluyen en esta tierra pródiga. Esos detalles valen mucho para el artista cruceño, que advierte en esas imágenes un nuevo enfoque de la vida.

Su aporte
Vaca es uno de los artistas que más ha aportado a la plástica nacional, al haber sido capaz de convertirse en una influencia significativa para las nuevas generaciones llevando su obra a la calle como nadie lo ha hecho. “La satisfacción que tengo es saber que estamos por un buen camino. Si pudiésemos engalanar nuestros grandes muros de la ciudad con más trabajos de este tipo lograríamos dar una gran lección a la gente a través del arte visual. Así serían más eficientes nuestros esfuerzos por lograr mejores resultados en la educación, porque la imagen es una tremenda herramienta de comunicación”, expresa el muralista.

Aficionado a la pintura e inquieto autodidacta, Vaca supo nutrirse desde niño de todas las experiencias que lo formaron como artista. Motivado desde un principio por su padre, que le trasmitió su pasión por el oficio, se valió del contacto con diversas culturas para explorar en las técnicas que luego aplicó en su propio trabajo.

Fue parte de aquella sociedad de intelectuales denominado grupo Anteo, fundado en Sucre, en 1950; plasmó su obra en diversos sitios del país, formó su familia postulando al arte como filosofía de vida (es padre del reconocido guitarrista Piraí Vaca) y se convirtió en un testigo de su tiempo, que fijó su visión en el hombre y en los hechos que lo definen como ser social

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En plena labor. Con 45 años menos, Lorgio da forma al mural, se impregna con el material. El hombre vive para el arte

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El original. Antes de la explosión, esta era la imagen del gran mural colocado en 1971 en la isla del parque El Arenal

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La naturaleza. Los fascinantes seres de esta tierra han sido siempre personajes de interés para la mente inquieta de Lorgio Vaca

Fuente: eldeber.com.bo