La paciencia del pueblo cruceño

MANFREDManfredo Kempff SuárezEn el fondo no sabemos si se trata de paciencia, desinterés, o si el Gobierno del MAS nos ha acobardado. Pero coincidamos en que nos hemos convertido en un pueblo aguantador y resignado. S.E. nos atropella cuando quiere y hasta descarta nuestro futuro político. Y cuando hablamos de atropellos no nos referimos solamente a los desafíos de S.E. sino a la infinidad de abusos, que, so pretexto de “exclusión”, “desigualdad” y “racismo”,  los llamados mañaneros, nocheros, micreros, ropavejeros, avasalladores de tierras, indígenas  dudosamente genuinos, realizan en nuestra ciudad y en el departamento.Fuera de que nuestro otrora pueblo se ha convertido en algo invivible por el bloqueo de sus calles y las permanentes marchas que ya igualan a las de La Paz, nos hemos encontrado con algo alarmante como es que, ante nuestras narices, a unos cuantos “comunarios”, que no tienen ni idea de lo que es el campo, el clima, ni mucho menos la hidrografía cruceña, se les ocurre desviar el Río Grande. ¿Pero cómo es posible semejante crimen ecológico? ¿Acaso S.E. no defiende a la Pachamama? No se puede permitir que, sin la menor idea, se construyan diques en el lecho del río y se abran canales para el riego de estos improvisados ingenieros. Y mientras las autoridades departamentales recurren al derecho, nos encontramos con que “comunarios” y avasalladores obran de hecho. Se ha logrado un propósito largamente acariciado desde el Palacio, con la “aimarización” de los llanos orientales.Los embates contra el gobernador Rubén Costas no cejan. Primero es S.E. el que opera en busca de revancha. Después son los indígenas chiquitanos quienes dicen sentirse discriminados y reclaman contra la distribución de 50-40-10, de las regalías que aplica la Gobernación. Los indígenas se atrincheran en las puertas de la casa de gobierno cruceña y no se puede disimular la presencia, entre sus filas, de militantes del MAS. Ahí vemos al candidato derrotado por Costas, encabezando una marcha netamente política. Es la vieja treta de pretender ganar en las calles lo perdido en las urnas.Se sospecha, desde la Gobernación, que el propósito es crear un nuevo Fondo Indígena, pero esta vez sacándole plata al departamento. Vaciadas las arcas del Fondo que presidió la señora Achacollo, ahora desean que la repartija llegue a los masistas cambas, que parece no fueron beneficiados anteriormente. Para eso, primero hay que rendir el escollo de Costas y eso lo saben desde S.E. hasta el último pinche del Gobierno.