Ha pasado un tiempo desde que Microsoft, antes Nokia, nos trajo un gama alta por última vez. Fue con el Lumia 930, que era más de lo mismo respecto a lo visto en el Lumia Icon propio de Verizon. Antes ya teníamos que remontarnos a finales de 2013 y el gran Lumia 1520. Echábamos en falta algo potente que fortaleciese la marca Windows Phone. Y ahora que llega el esperado Windows 10 en su versión Mobile, era el momento perfecto para renovar catálogo.
Microsoft ha apostado claramente por la fórmula de un hardware potente para acompañar al software que cambia el concepto de Windows para siempre. De dispositivos casi independientes e integración superficial a una experiencia unificada.
El cambio empieza con unos terminales, Lumia 950 y Lumia 950 XL, con refrigeración líquida.