Crecen delitos cometidos vía cibernética, advierten fiscales de Iberoamérica

ROBOS BANCARIOS Y PROSTITUCIÓN.El fiscal General Ramiro Guerrero.  -   Abi Agencia El fiscal General Ramiro Guerrero. – Abi AgenciaSanta Cruz | Los TiemposLa cibernética es utilizada  con mayor frecuencia para la comisión de delitos como narcotráfico, prostitución o robos bancarios, entre otros, según concordaron representantes de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (Aiamp), reunidos hace pocos días en Santa Cruz.El problema es tan grave que la Aiamp creará una red iberoamericana especializada para combatir este tipo de delito.Las armas de fuego, que en un pasado reciente se utilizaban para robar un banco o secuestrar a una persona, por citar dos delitos conocidos, han sido ahora reemplazadas por las computadoras y los delincuentes obtienen mayores réditos con menor riesgo físico.Así graficó la magnitud que cobraron los delitos cibernéticos en los países iberoamericanos el expresidente de la Aiamp, Galo Chiriboga. “Bonnie y Clyde ya no asaltarían bancos con una ametralladora, sino que utilizarían una computadora y un equipo potente para ello”, dijo.Chiriboga, quien es el actual fiscal general de Ecuador, coincidió con su similar de República Dominicana, Rodolfo Espiñeira, y con la procuradora general de Portugal, Juana Márquez Vidal, en señalar que el uso de computadoras con tecnología de punta e Internet va en aumento para cometer delitos de corrupción, trata y tráfico de personas, ingreso a cuentas bancarias ajenas y otros. “Ya no hay necesidad de exponerse para cometer estos y otros delitos que generan una buena cantidad de dinero”, dijo Márquez.Al respecto, Espiñeira señaló que el delito cibernético está en auge en la región, especialmente en lo que se refiere a estafas a través de Internet. “Hay que ponerle atención a este fenómeno”, indicó.Aseguró que los delitos cibernéticos ya son parte de la preocupación de los países, porque esta nueva forma de delinquir tiene una multiplicidad de opciones. “Va desde el robo de tu contraseña que permite te roben tu cuenta bancaria, hasta engañar a una jovencita para ser reclutada para la prostitución”, acotó.Guerrero, actual presidente de la Aiamp, dijo que la red iberoamericana buscará estrategias de lucha. “La región está muy preocupada por esta situación, por lo que se vio la necesidad de crear esta unidad especializada”, manifestó.Chiriboga explicó que la Aiamp no busca apoyar leyes draconianas contra estos delitos, pues una ley no siempre es la solución al problema, sino que impulsará un mejor trabajo del sistema de investigación policial coordinado con el trabajo dirigido por las fiscalías.La red tendrá su sede en Portugal, país que se comprometió a exponer y compartir toda la experiencia adquirida en más de una década de trabajo sobre el tema. “Nosotros ya tenemos una unidad que viene trabajando desde el 2002 y tenemos un buen camino recorrido”, dijo Márquez.El ciberdelito le lleva la delantera a la legislaciónDebido a que la informática se mueve más rápido que la legislación, existen conductas criminales por vías informáticas que no pueden considerarse como delito por lo cual se definen como abusos informáticos. Los tipos penales tradicionales resultan en muchos países inadecuados para encuadrar las nuevas formas delictivas.Un delito cibernético o ciberdelito es toda aquella acción antijurídica y culpable, que se da por vías informáticas o que tiene como objetivo destruir y dañar ordenadores, medios electrónicos o redes de Internet, según la definición que se dio a conocer en el encuentro de Ministerios Públicos de la región.La criminalidad informática consiste en la realización de un tipo de actividades que, reuniendo los requisitos que delimitan el concepto de delito, sean llevado acabo utilizando un elemento informático.Los delitos informáticos son aquellas actividades ilícitas que se cometen mediante el uso de computadoras, sistemas informáticos u otros dispositivos de comunicación o tienen por objeto causar daños, provocar pérdidas o impedir el uso de sistemas informáticos.