Los casos destacados de un jefe policial con 31 años de carrera

Desde 1984 que suma logros dentro de la Policía al desbaratar bandas peligrosas de delincuentes y lograr un mejor trato para sus camaradas, entre otros.



Daniela Romero / La PazJuan Gustavo Baldiviezo tendría que agradecer a la dictadura de García Meza el haber impedido que estudie Medicina. Aunque era su anhelo ser médico, por azares del destino encontró meses después  lo que hasta hoy le apasiona: la carrera policial.Con 31 años en la institución del orden lleva en la memoria los descubrimientos delictivos más polémicos que tuvo a su cargo, los cuales le dejaron  satisfacciones. Uno de ellos fue la reciente captura del  peruano Martín Belaunde, en mayo de este año.»El comandante (Édgar Tellez) me llamó para darme el aviso. De inmediato activé el plan Z, cerramos las fronteras. Luego, al saber que estaba en Magdalena fui hasta el lugar y gracias a algunas entrevistas dimos con él”, cuenta Baldiviezo  en su despacho de su actual cargo como director nacional de Interpol.Por este trabajo de inteligencia e investigación recibió un reconocimiento público.Pero al margen del trabajo, en 2009 Baldiviezo fue el pionero en diseñar y ejecutar planes en favor de sus camaradas. En una de sus unidades entrañables, como es Tránsito, dotó a los efectivos de uniformes acorde al tipo de trabajo que hacen.»Les dimos pantalones rectos para que no usen botas con ligas  que evitaban la circulación de la sangre. Para evitar el cáncer de piel les dimos sombreros con ala para evitar quemaduras de sol en la calle”, indica.La banda de Blas¿Quién no recuerda el atraco a una remesa de Prosegur en la avenida Kantutani, en 2001? Varios investigadores quedaron relegados de la investigación de lo que fue uno de los hechos delictivos más emblemáticos en el que dos jefes policiales eran los autores intelectuales y materiales: Blas Valencia y Wálter Osinaga.Sin embargo, Baldiviezo estaba al frente de los operativos. «Subimos a El Alto, a la casa de uno de los sospechosos. Yo subí a su dormitorio y en el ropero encontré dos bolsas de dinero, tenían el precinto de Prosegur. Esas fueron las primeras evidencias para dar con la banda de Blas”, recuerda el jefe policial.En todo el operativo lograron recuperar gran parte del botín. «Eran miles de dólares. Este caso me llena de orgullo, manejamos mucho dinero,  devolvimos todo y la satisfacción más grande es estar con la conciencia tranquila”.Las gracias, su retribuciónBaldiviezo luce un reloj en la muñeca izquierda. Lo mira y rememora uno de los golpes más duros a las primeras bandas de cogoteros que aparecieron en La Paz.En 2001 un joven fue asesinado en Miraflores, luego de que abordó un taxi para irse a su casa.La coincidencia fue que la víctima era hijo de un catedrático de Baldiviezo, quien entonces ingresó a estudiar Administración de Empresas.»Yo trabajaba en la entonces PTJ (Policía Técnica Judicial) y pudimos dar con los cogoteros que mataron al muchacho. Su nombre era Marcelo y está grabado en este reloj que me regaló su padre. Esto para mí no tiene un valor material, pero sí un valor sentimental; siento que he cumplido con mi trabajo y hemos evitado que otras personas sean víctimas de esta banda”, relata.Los delincuentes que mataron al joven cumplen actualmente una condena por asesinato.El coronel Baldiviezo encontró en la Policía el motivo suficiente para servir a la gente. Al verse obligado a retirarse de la carrera de Medicina, uno de sus mentores, el exgeneral Miguel Vásquez, le sugirió que entre a la academia ya que reunía todas las condiciones para ser policía.»Yo estuve en el equipo de vóley del club Litoral y tenía un acercamiento con la Policía. Creo que fue primero una inclinación, no tanto vocación, y a medida que pasaron los años no quise dejar la institución”, reconoce el jefe policial.En sus primeros años como efectivo pudo desbaratar una red que traficaba cerámica y textiles; a su cargo estuvo también el caso Bidesa y las investigaciones del caso Octubre Negro.Actualmente, su objetivo principal es que Interpol cuente con todas las condiciones y medios para desarrollar un trabajo óptimo. Afirma que ya está preparado para después irse al «cuartel del invierno” (reserva).No obstante, y a costa de su voluntad, su hijo mayor heredará el verde olivo de su vida. Gustavo, de 21 años, es un flamante policía y actualmente cursa una beca en Chile. «Es una grande satisfacción para mí porque por él ha logrado todo por sus méritos”.

Fuente: paginasiete.bo