Somoza, Stroessner y otros largueros

cajiasLupe CajíasEn la loca búsqueda del Movimiento Al Socialismo y sus grupos de choque para convencer a la clase media de la importancia de habilitar la candidatura de los primeros mandatarios, el presidente Evo Morales asegura que la permanencia de un jefe de Estado da estabilidad y progreso. El MAS tiene el defecto de una mirada corta en la mayoría de sus asuntos y también en éste.El argumento de alargar la duración de un gobierno para lograr estabilidad fue utilizado en el país por los gobiernos militares, incluso a través de “delfines” como intentó Hugo Banzer en 1978. En la etapa democrática, la permanencia de una persona durante lustros en la Alcaldía cruceña (tesis del otrora poeta Reimi Ferreira) ha significado el deterioro tanto de esa ciudad como de los líderes orientales. A diferencia del resto de otras capitales, Santa Cruz de la Sierra no tuvo un joven político en las elecciones subnacionales. La vanguardia programática de los años 70 está engavetada y Fernando Prado es el llanero solitario que denuncia periódicamente el estropicio urbano y humano.La historia nacional del Siglo XX muestra exactamente lo contrario del discurso masista. El deterioro de los gobiernos liberales o nacionalistas se precipitó por el afán de los poderosos de turno para perpetuar sus sitiales y en más de un caso la salida fue violenta; innecesariamente violenta, sea el 30, sea el 64.La comparación es aún más dramática con la historia latinoamericana. La familia Somoza inició su mandato con el respaldo de Estados Unidos en 1934, incluso pasando la banda presidencial de padre a hijo. En Nicaragua se realizaban elecciones con un tribunal electoral controlado y una oposición perseguida, asesinada y un férreo control de la prensa. ¡Pobre país de Darío!, cómo lo dejaron los “estabilizadores”.Mientras Bolivia salía de un golpe a otro, de una elección fallida a otra, Paraguay mantenía su “estabilidad” posterior a la Guerra del Chaco con los militares victoriosos y el Partido Colorado. Desde 1954 a 1989 gobernó Alfredo Stroessner, quien convocaba regularmente a elecciones que solía ganar con más del 85 por ciento. Los adversarios no tenían oportunidades para presentarse en el canal estatal, hacer mítines o proclamas. Él siempre repetía que el pueblo lo quería, fue reelecto ocho veces.Podemos hablar de los Duvalier o de los Trujillo o quedarnos con la historia de Venezuela, sea Castro o Pérez Jiménez. El afán prorroguista  de Hugo Chávez minó su salud y cavó su tumba política. No hay indicador político o económico que muestre que su revolución dejó una sociedad satisfecha. El MAS debe buscar otros argumentos.Los Tiempos – Cochabamba