Boris Santos Gómez ÚzquedaEl reciente triunfo de la oposición al régimen en las elecciones legislativas fue aplastante. Todo el Continente vio con alegría que el voto firme, disciplinado y sereno de los que amamos la libertad y democracia es más fuerte que los autoritarismos.La Asamblea Nacional de Venezuela cuya mayoría es hoy de la oposición es el órgano legislativo más importante del país. Como cualquier sociedad moderna, que respete su Constitución, el Parlamento (la Asamblea) es el depositario de la voluntad popular y con capacidad de legislar, vale decir de hacer leyes. La oposición venezolana dio una rueda de prensa en la que se atribuyó 112 diputados, lo que le garantiza la mayoría calificada de 2/3 en la Asamblea Nacional.La Constitución venezolana entrega al cuerpo legislativo (Asamblea) la competencia de “legislar en materias de competencia nacional y sobre el funcionamiento de las distintas ramas del poder nacional”. Realiza el control y fiscalización a otros órganos del estado, nombra a magistrados del Poder Judicial, aprueba reformas a la Carta Constitucional y es el escenario idóneo para promover el debate de la reconstrucción de la democracia en el país.La inflación y el despilfarro, desde mi punto de vista; amén de los abusos a derechos humanos, el “ventajismo” del régimen sobre la oposición; son temas principales que la Asamblea podría tratar en sus primeras sesiones.No soy experto en derecho parlamentario venezolano pero como latinoamericano creo que las primeras acciones de la Asamblea -traducidas en Leyes-, tras elegir su presidente a un opositor, serían: una Ley de Amnistía general e irrestricta para todos los que fueron sometidos a procesos por hechos de índole política; una Ley de Reforma del Poder Judicial (convocatoria pública y abierta a renovar jueces, cortes intermedias y Tribunal Supremo de Justicia con ciudadanos calificados por la Asamblea Nacional y que no hayan estado en funciones en ninguna institución administrativa, judicial o legislativa del actual régimen); una Ley de Reforma del Sector Hidrocarburos (que incluya una renovación y profesionalización de Pdvsa; modernización del sector y relanzamiento del mismo; nuevas visiones para explotar y comercializar el petróleo y gas venezolano); una Ley Electoral (que incluya la renovación del Consejo Electoral, consejos estadales y reforma total de esa legislación de elecciones); una Ley de Auditoría y Control (que incluya la investigación de fondos ingresados a Venezuela producto de la venta de petróleo desde hace 15 años. La cifra que el mismo Maduro indica es de 700,000 millones de dólares; la investigación de las “misiones” que fueron enteramente financiadas por petróleo y la entrega de petróleo a países como Cuba); una Ley de Reforma del Sistema Financiero pensar la reorganización y jerarquización del Banco Central, como organismo responsable, como principal autoridad económica, de velar por la estabilidad monetaria y finalmente una Ley de Seguridad y Fuerzas Armadas para reorganizar, modernizar y relanzar los organismos militares, de seguridad y de lucha contra el narcotráfico, jerarquizando y dando nuevas perspectivas de servicio ciudadano.Con ese paquete de leyes, de seguro, el Poder Ejecutivo tan poco acostumbrado a manejarse bajo un sistema parlamentario; más bien mal acostumbrado a un excesivo presidencialismo-caudillista o se acomoda a los nuevos tiempos e incluye nuevos ministros con visión no-socialista que estén dispuestos a salvar la economía de Venezuela, a paliar el hambre, el desempleo y la inflación o finalmente el presidente renuncia para dar paso a elecciones adelantadas.Desde ésta tribuna un respetuoso saludo a los honorables nuevos diputados de la Asamblea Nacional legislativa de Venezuela, me tienen a su orden para darles ideas y para apoyarlos en sus nuevas tareas. Como boliviano y latinoamericano estoy en la obligación moral de ayudar a Venezuela, y a cualquier país, a reconstruir su economía, su libertad y su democracia.opinionynoticias.com