Las narco-fronteras y su eje: El Chapare


miliEl caso de San Matías, donde la narco-violencia se ha instalado en los últimos tiempos, ejemplifica en qué se están convirtiendo las fronteras de Bolivia: territorios de alta porosidad donde el trasvase de droga hacia los países vecinos es parte de lo cotidiano, afectando a las poblaciones que viven en esas regiones.Es la realidad, también, de Yacuiba, nodo fundamental en la ruta de la cocaína hacia Argentina, o de Pando, que cumple un rol similar hacia amplias zonas de la Amazonia brasileña.La epidérmica respuesta gubernamental ante brotes de violencia como el de San Matías es echar mano a la militarización, apenas un show mediático pasajero que no ataca a las causas profundas del problema.Porque sucede que mientras exista un territorio liberado para el cultivo de coca-para-cocaína como El Chapare, las narco-fronteras seguirán siendo abastecidas del producto que genera esos conflictos.Se estima que la producción de cocaína en Bolivia pasó de unas 80 toneladas anuales antes de Evo a unas 200 en la actualidad, merced a la modernización tecnológica introducida por cárteles colombianos, lo que permite fabricar mayores cantidades de la droga con menores volúmenes de hoja de coca.Esto, en base a una región donde el 95% de la coca es desviada al narcotráfico, de acuerdo a informes de Naciones Unidas. Región cuyos sindicatos son presididos por el mismísimo jefe del Estado boliviano: Evo Morales…[email protected]