El nombre del canciller David Choquehuanca comenzó a sonar con insistencia en círculos oficialistas, como posible candidato presidencial de reemplazo en caso de que el NO se imponga el 21 de febrero, algo que parece cada vez más posible.Al final, el ministro tuvo que salir a desmentirlo, probablemente presionado por las consignas de culto a la personalidad emanadas de la camarilla palaciega.Lo hizo con una frase poco feliz, señalando que “hay un solo Fidel, hay un solo Mandela, hay un solo Gandhi… hay un solo Evo”, mezclando en una sola frase a personajes de muy distinta calidad: un tirano sangriento, un ex guerrillero converso sinceramente a la democracia, un pacifista ejemplar y un aprendiz de dictador.Al margen de la diplomática negativa, que bien podría ser para salir del paso, el asunto pone sobre la mesa una verdad: que el NO también puede ser valioso para fortalecer la democracia interna en el mismo MAS, abriendo el abanico de opciones para la proyección de nuevos liderazgos, hasta ahora coartados por el asfixiante caudillismo construido desde el Palacio Quemado.Porque eso es lo que está en juego: el interés de dos personas (más un reducidísimo núcleo de adláteres) contra el de casi diez millones de bolivianos –incluidos los simpatizantes del masismo-, a quienes la maniobra de la perpetuación busca cercenar el derecho de igualdad ante la ley…[email protected]