Curiosos mitos sexuales que las antiguas civilizaciones consideraban grandes verdades

Es increíble que al repasar la antigua historia nos encontremos con creencias relativas a las relaciones sexuales que al día de hoy parecen tomadas de un libro de ficción; sin embargo, civilizaciones remotas las tomaron como ciertas y así las vivieron. No te pierdas este curioso artículo, ¡te lo contamos todo!

 

Tener sexo en el más allá



Los egipcios creían que las personas podían mantener aventuras eróticas posmortem (después de morir) debido a que todo lo espiritual estaba muy ligado a estas prácticas, tanto así que mencionan que la creación partió del semen producto de la masturbación del Dios Atum.

 

Pies pequeños, músculos vaginales apretados

Los chinos creían que las mujeres podían llegar a tener los músculos vaginales más apretados si sus pies eran pequeños, y para eso recurrían a una cruel tradición (hoy ya casi no se practica): doblar los pies de las niñas chinas o fracturarlos para que estos no crecieran. También se creía que las mujeres con pies pequeños eran más sensuales y atractivas. Además era un símbolo de riqueza, entre otras cosas.

Hoy en día esto no solo es incómodo y hasta un tanto vergonzoso sino que además se lo considera un acto ordinario, sobre todo si ocurre al comienzo de una relación de pareja. Pero para los romanos todo aquel alimento que ocasionara flatulencias era considerado como un verdadero afrodisíaco, y por ello comer alimentos que las favorecieran era primordial antes de tener sexo.También creían que el consumo de mandrágora favorecía la fertilidad y la excitación femenina, pero esta es en verdad una planta que puede resultar tóxica y alucinógena.

 

Orgasmo femenino para embarazarse

Según se creía en las civilizaciones de la antigua Roma, para que una mujer pudiera quedar embarazada era indispensable que llegara al orgasmo. Esto debía ser así (según la explicación de Claudio Galeno, médico romano de la época) para conseguir la fusión de los fuegos internos del hombre y la mujer. 

Animalitos contra el deseo y la lujuria

Así como estaban aquellos que intentaban incrementar su deseo sexual también estaban aquellos que necesitaban apagarlo o al menos reducirlo, y para ellos también existían prácticas sexuales.

Según el escritor romano Plinio el Viejo, la mejor manera de apagar tanto deseo sexual era ahogando a un lagarto en un recipiente en donde hubiera orina del lujurioso hombre. Pero no era la única forma, también se podía recurrir al pulmón derecho de un buitre, solo había que abrirle el pecho al animal y quitar el pulmón para luego llevarlo de amuleto.

Fuente: www.imujer.com