La retirada de los gigantescos retratos de Hugo Chávez que la dictadura del PSUV había impuesto en la Asamblea Nacional venezolana es el primer acto de algo que a mediano plazo se verá en todo ese país: la caída de los ídolos populistas.Tal como sucediera en los países del socialismo real tras la desintegración soviética, donde las estatuas de Lenin fueron derribadas y destruidas, en Venezuela serán los retratos, murales y monumentos al fundador del régimen “bolivariano” los que serán retirados de sus emplazamientos públicos, dando fin a la práctica lamentable del culto a la personalidad.Culto que no ha sido sólo un elemento circunstancial, producto de la megalomanía del tirano, sino un engranaje indispensable dentro de la técnica revolucionaria de copamiento hegemónico del poder.Otro tanto veremos en Bolivia, donde la idolatría de Estado al caudillo cocalero (evolatría) ha multiplicado la efigie del “Jefazo” hasta la náusea, incluyendo no sólo gigantografías pagadas por el Tesoro nacional sino también medallas deportivas y libros escolares.Esa desintoxicación del imaginario colectivo será sin duda una pieza clave dentro de la reconstrucción republicana a asumir en los próximos años…[email protected]