En iMujer nos gusta aportar nuestro granito de arena para ayudar a las familias a fortalecer su vínculo, pero no podemos dejar por fuera una triste realidad. Con más frecuencia que antes nos enteramos de niños que intentaron o consiguieron poner fin a sus vidas.
Hoy abordamos este tema, y no para infundir miedo a los padres, sino para informar. Porque ser padre y madre también significa vencer los prejuicios y quitarse la venda de los ojos.
Los adultos pensábamos, hace algunos años, que la infancia era la etapa más feliz de la vida, dado que los niños en su inocencia estaban casi ajenos a los problemas que implica la etapa adulta. Sin embargo, cuanto más investigan los expertos más se convencen de que los niños no están tan ajenos a las cuestiones de los adultos y que ellos tienen su propia problemática que podría llevarlos a manifestar tendencias suicidas.
Veamos por qué los niños podrían sentirse así y cómo podemos evitarlo.
Las causas de la tendencia suicida en la niñez
¿Por qué un niño no querría seguir viviendo? Las causas pueden ser varias tales como la presión académica para que aprueben exámenes y pasen de año, el maltrato infantil en el hogar, el abuso sexual, el acoso escolar, la pérdida de un amigo u otro ser querido, el no sentirse amado por sus padres, entre otras.
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Todas estas situaciones difíciles de afrontar también para los adultos, causan en el niño ataques de desesperación incontrolable y angustia que no siempre reciben la debida importancia y atención por parte de sus cuidadores primarios: padres, maestros, etc.
Pero este problema no es nuevo, muchas estadísticas indican que los casos de tendencia suicida en la niñez aumentan cada año, tal como se puede apreciar en las estadísticas de la asociación británica CHILDLINE.
¿Qué puede hacer cada una de nosotras como ciudadana y madre?
Lo primero es no restar importancia a ninguna de las señales que los chicos con tendencia suicidad suelen dar, ni pensar que su tendencia o sus intentos de suicidio son “algo para llamar la atención”.Sería un error creer que quien habla de quitarse la vida no lo hará. Los centros de atención telefónica al niño suicida manifiestan que la angustia y la desesperación del niño aumentan cuando perciben que hay falta de interés por parte de sus padres o de quienes son sus cuidadores en ese momento.
Si un niño o adolescente tuvo un intento de suicidio y sobrevivió es probable que lo intente otra vez. Esta realidad se les escapa a muchas madres dado que al sobrevivir su hijo, la sensación de alivio es tan grande que es fácil dar por sentado que fue un intento fortuito y que el problema ya se solucionó. Sin embargo, estos jóvenes suelen hacer otros intentos.
Como madres, tías, hermanas o abuelas, no podemos estar ajenas a esta realidad. Si en tu familia hay niños y adolescentes en edades comprendidas entre los 13 y los 18 años, debes prestarles atención y dedicarles el tiempo que todo joven necesita para crecer física y mentalmente sano.
Comparte este artículo con más personas, cuanto más informados estemos menos pérdidas habrá que llorar.Fuente: www.imujer.com