Evo y Gabriela, más clavo que canela


maggy__talavera_Maggy TalaveraNinguna denuncia parece haber preocupado más al entorno del presidente Evo Morales que la publicada hace unos días por Carlos Valverde: Gabriela Zapata Montaño, con quien Morales admite haber tenido una relación de dos años e incluso haber procreado un hijo en 2007, es gerente comercial en Bolivia de la empresa china Camc Engeenering Co. Ltd., favorecida desde su instalación en nuestro país, a fines de agosto de 2013, con al menos cuatro proyectos millonarios que le han sido adjudicados por el Gobierno.Es la primera vez, en diez años de Gobierno, que una denuncia de corrupción alcanza de manera directa a Evo Morales. Muchas otras amenazaron su reputación, pero siempre lograron ser desviadas hacia terceros: subalternos o ex compañeros sindicales o del MAS. Fue el caso que llevó a la cárcel al ex segundo hombre fuerte del MAS, Santos Ramírez, y es hoy el caso del Fondo Indígena, en el que el diputado Rafael Quispe asegura que existe la complicidad y responsabilidad del presidente, pero los encausados y detenidos son otros.Esta vez es diferente. El nexo de Zapata va directo a Morales, y no hay cómo eludir datos que llevan a la presunción de tráfico de influencia de parte del presidente. Además, datos aportados por la propia Zapata a través de publicaciones de prensa, muchas pagadas, en las que no deja lugar a duda de la ‘alianza estratégica’ que existe entre la firma china que gerenta y el Gobierno. Una ‘alianza’ que le ha permitido a Camc adjudicarse obras por más de 500 millones de dólares (130 en Misicuni, 306 en San Buenaventura, 250 en el Tramo I Ferrocarril Montero-Bulo Bulo, 178 en Planta de Sales de Potasio, Uyuni).Tal vez por eso la torpe reacción del presidente y de sus allegados, al querer matar al mensajero en vez de atender al mensaje. Saben que no será fácil mantener incólume la hasta ahora muy y bien protegida imagen del hombre honrado, y todo por descuidar una actora a la que, parece, le venían dando muchos regalos, pero poca atención: Gabriela, la joven y exitosa profesional y empresaria que cedió a la tentación de caer ante uno de los pecados capitales más tentadores entre los nuevos ricos… la vanidad.La revelación de Valverde es, sin duda, una gran oportunidad para demostrar no solo que el rey está desnudo, sino también para sacudir a la clase política y a la sociedad civil, en su mayoría sumidas en un letargo alimentado por la indiferencia y la cobardía, y obligarlas a asumir sus obligaciones, si acaso quieren seguir gozando de sus derechos. Es, además, una llamada de atención a medios y periodistas sobre el trabajo de investigación que no se está haciendo, dando ventajas al abuso de poder y a la impunidad.El Deber – Santa Cruz